Valparaíso, una historia poética sobre la identidad, Chile y Quebec (teatro)

Dominick Parenteau-Lebeuf, escritora quebequense y autora de la obra de teatro Valparaiso.


José Del Pozo

Dominick Parenteau-Lebeuf es una figura muy conocida en el medio artístico quebequense, como guionista y autora de un gran número de obras de teatro y de guiones para la televisión. Algunas de ellas han sido traducidas y representadas en otros países. Colabora a menudo con la compañía Singulier Pluriel, dirigida por Julie Vincent, grupo teatral que se especializa en los proyectos artísticos que ponen en relación a Quebec con América latina. Los actores y actrices, tres de los cuales son de origen latinoamericano, pueden expresarse tanto en francés como en español. Fue este grupo que en octubre del año pasado presentó la obra de Dominick, Valparaíso, en el Espace Fullum. El lugar no fue elegido al azar: se trata de la antigua casa de las Hermanas de la Providencia, institución que tiene una relación directa con la historia narrada en la obra.

Valparaíso es una obra ambiciosa, cuya acción, que abarca casi dos siglos,  transcurre principalmente en Quebec y en Chile, aunque también con algunas escenas en La Habana y Buenos Aires. La acción comienza en el Quebec de 1838, época de la rebelión de los patriotas, para luego alternar escenas situadas en  la época actual y otras que implican retornos en el pasado del siglo XIX. La historia comienza con el exilio de una mujer canadiense francesa,  Margarita Surprenant, que, empujada por los acontecimientos, llega a Chile a mediados del siglo XIX. Se instala en Valparaíso, ciudad donde convergen otros de los personajes, y funda una familia que será conocida por su apellido traducido literalmente, Sorprendente. Varias generaciones más tarde, dos de sus descendientes, Virginia, mujer de negocios, y su hija Valentina, viajan a Montreal, en 2018. Pero el viaje, en principio destinado a una operación comercial, se transforma en un encuentro con el pasado y con los orígenes de la familia.

Así, la obra es un ejercicio de memoria, una búsqueda de la identidad, tanto nacional como de género. Lo primero se expresa en las frases admirativas hacia los países de América española que han realizado su independencia, el sueño no alcanzado de los canadienses franceses.  Lo segundo aparece en los sueños de Valentina (Vale), joven andrógina, que  busca escapar de la realidad y rehúsa aceptar su sexo biológico. El recurso a la indefinición sexual aparece en varios de los personajes de la obra, a veces por las circunstancias, ya que Margarita, la fundadora de la familia, debe disfrazarse de hombre y hacerse llamar Julio, para emprender la fuga hacia Chile, lo que se presta para varios pasajes donde la relación entre los personajes está marcada por la ambigüedad de los géneros.

La acción de Valparaíso se desarrolla en una treintena de escenas, algunas muy breves, donde la autora hace intervenir personajes ficticios con los que existieron realmente, como Emilie Gamelin, la fundadora de las Hermanas de la providencia, y Bernarda Morin, religiosa de la orden que efectivamente viajó a Chile y vivió largos años en el país. Otro personaje verdadero, el famoso poeta quebequense Gaston Miron, hace una aparición surrealista en algunas escenas, acompañando a Vale en sus errancias en Montreal.  

La autora, bien documentada sobre la realidad chilena, hace varias referencias a la historia política reciente del país austral, al peso de la dictadura y de las huellas que ha dejado hasta hoy. Los diálogos son ágiles, a  veces con toques poéticos, como en la escena donde Julio busca trabajo en un hotel de Buenos Aires, en 1840. Al preguntar en qué consiste su trabajo, “¿qué debo hacer, administrar las habitaciones, limpiar los pisos?”, la respuesta es “Sí, pero también reponer los corazones, reparar las identidades, alejar los sentimientos nostálgicos…”. 

También está presente el humor autocrítico, lo que aparece en el diálogo entre Miron y Vale, cuando esta última le dice que biológicamente es mujer, pero que socialmente es algo más ambiguo. El poeta responde: “¡Ah, la ambigüedad! Aquí deberías sentirte como en tu casa”. Al final de la obra, Vale y su madre descubren la historia de la fundadora de la familia Sorprendente, al mismo tiempo que invocan los nombres de los jefes de la independencia de América española y los líderes del movimiento patriota de 1838. Una obra con poesía, diálogos ingeniosos y muchos ir y venir entre Quebec y América latina, a ratos hablada en español. Los que no vieron la obra pueden leer el texto escrito, publicado por Lansman éditeur, en Bélgica.

Para más información, consultar una entrevista a la autora en Le Devoir,  https://www.ledevoir.com/culture/theatre/564248/dans-la-chambre-d-echos-de-dominick-parenteau-lebeuf