Inmigración y solidaridad, ¿aún posible?

Mario Ayala, promotor de la enseñanza del francés en medio laboral. Un trabajo que le ha valido el premio Mérites en francisation des personnes immigrantes, otorgado por el Ministerio de Inmigración, Diversidad e Inclusión en 2015. FOTO: RODRIGO ORTEGA

La diversidad y la solidaridad en las Américas: ¿todavía posible en la coyuntura? Tal fue el tema de un coloquio efectuado recientemente por la Fundación Salvador Allende de Montreal. En la actividad se conocieron diferentes testimonios de inmigrantes que han logrado integrarse a la sociedad quebequense.

Yensy Ortiz

Mario Ayala llegó a Canadá en 1987. De El Salvador escapó de la guerra en 1985, mientras que de Estados Unidos, donde residió unos meses, de las políticas antiinmigrantes que existían en ese momento.

Instalado en Montreal, ahora trabaja para el sindicato Teamsters Local 106; un organismo que agrupa los sectores transporte, alimentación y textil. Este último a su cargo desde 2009, fecha en que fue elegido miembro permanente del sindicato. Siendo el único inmigrante dentro de esa estructura.

Fue su espíritu solidario que lo catapultó al puesto que hoy ocupa. A su llegada a suelo canadiense, aunque con un nivel bajo de inglés, se ofrece voluntario en la traducción entre trabajadores inmigrantes y empleadores de la fábrica Peerless donde aún trabaja.

“Hay mucha gente que llega acá y no conoce el idioma, yo viví la misma situación y al no conocer la lengua estás limitado. Tenemos una convención colectiva, hay derechos, prestaciones, a veces por ignorar las cosas no las tienes”, puntualiza.

Ayala está convencido que la integración pasa por el aprendizaje de la lengua. Motivado por su exjefa, quien inició con la idea de francisation al interior de la compañía, hoy día continúa promoviendo los cursos entre los nuevos trabajadores. Una labor que le ha valido el premio Mérites en francisation des personnes inmigrantes, otorgado por el Ministerio de Inmigración, Diversidad e Inclusión en 2015.

El dirigente sindical considera necesario derribar los estigmas que como inmigrantes se pueda tener respecto a los sindicatos. “Nosotros traemos un mal pensamiento de los sindicatos: Que son malos, ladrones, controlados por el gobierno, porque en nuestros países, en algunos, es así”.

Precisamente, formar parte de ese movimiento le ha facilitado la integración a la sociedad quebequense; experiencia que compartió durante un coloquio sobre diversidad y solidaridad organizado por la Fundación Salvador Allende de Montreal.

Caravanas y solidaridad
Durante el coloquio organizado por la Fundación Salvador Allende también se abordó la temática de las caravanas de centroamericanos que han salido rumbo a Estados Unidos en busca de refugio.

El director general de servicios comunitarios para refugiados e inmigrantes, Miguel Arévalo, quien asistió al encuentro dijo que “la Fundación (Allende), el sindicato y las organizaciones seríamos solidarios a lo que está pasando con la caravana de centroamericanos allá en la frontera con México”. En el caso hipotético que Canadá les abriera las puertas.

Es en esa misma dirección que el arzobispo de la Iglesia Anglicana Latinoamericana de Canadá, Leonardo Marín, quien ha visitado los albergues en Tijuana, México, ha planteado una propuesta al Primer Ministro Justin Trudeau para acoger a un grupo de esos inmigrantes. La idea sería trasladarlos ya sea por vía aérea, marítima o por tierra.

Pero el panorama parece turbulento. A las puertas de las elecciones federales de 2019, el rechazo hacia los inmigrantes parece ir en aumento. Un sondeo efectuado por Angus Reid señala que el 65 por ciento de los entrevistados piensa que “ya hay demasiados inmigrantes entrando al país” mientras que dos tercios considera que se está frente a una “crisis” y que los conservadores podrían manejarla mejor.

“Desgraciadamente desde la era de Trump la migración se volvió algo malo no solo en los Estados Unidos, Brasil tiene el mismo sentido de proteccionismo y México también. Nos están presentando esa imagen mala, que somos invasores”, puntualizó Mario Ayala.

El Director de la Mesa de Concertación de organismos al Servicio de las Personas Refugiadas e Inmigrantes, Stéphan Reichhold habló sobre el tema ante el parlamento: “Sí, hay una presión, pero hablar de una crisis no tiene sentido, porque no es una crisis”.

Reichhold mencionó que la “situación que experimentamos en 2017 no fue algo nuevo. De forma similar ocurrió entre 1990-1991 y entre 2001-2002. Hubo muchos ingresos masivos de demandantes de refugio que todo el mundo terminó olvidando. La mayoría de esta gente se quedó y se integró muy bien, y muy probablemente en esta ocasión también”.

Ayala es uno los tantos inmigrantes que han logrado integrarse.
“Yo no vine en caravana, pero vine de esa manera. En autobús, caminando, por la vía férrea, desesperado huyendo de la guerra; ahora la situación es peor. Y si hoy yo estuviera allá, yo también formaría parte de esa caravana”, concluyó.