Vigilar de cerca a los caquistas

El recién electo primer ministro de Quebec, François Legault. De entrada puso sobre la mesa temas antinmigración.

RODRIGO ORTEGA

Por si usted aún no lo sabe, el partido Coalition avenir Québec (CAQ), victorioso en las pasadas elecciones, es un conglomerado político de derecha. Y bien de derecha, con todos los riesgos que ello implica para el medioambiente, los programas sociales y, evidentemente, para los inmigrantes.

Para que vaya usted analizando un poco, le cuento que uno de los primeros saludos cariñosos de felicitaciones que recibió el recién electo primer ministro de Quebec, François Legault, provino de la ultraderechista Marine Le Pen del Frente Nacional de Francia. Más allá de la anécdota, odiosa por cierto, de que se trate de Marine Le Pen, quien no escatima esfuerzos en denigrar donde puede a los inmigrantes, no solo de su país, sino de toda latitud, el hecho pone de relieve quiénes serán los aliados ideológicos de Legault, quiénes sus amigos en ese vasto clan que se ha venido formando durante los últimos años en torno a la xenofobia y el racismo.

Tal vez usted esté pensando que estoy acusando de antemano a François Legault y que habría que dejarlo gobernar antes de abrir fuego contra él. Mi  respuesta es No, debido a que Legault ya empezó a gobernar durante su campaña electoral. Puso sobre la mesa, entre otros temas, el de la inmigración, lo cual levantó fuertes críticas en diversos sectores.

A modo de ejemplo, en un comunicado llegado hasta nuestra redacción, una serie de organismos suscribieron una carta criticando al partido que gobernará Quebec durante los próximos cuatro años: “Hoy en día –precisa el texto– la situación es aún más preocupante ya que la Coalición avenir Québec (CAQ) acaba de ganar las elecciones y tiene una fuerte mayoría parlamentaria. Durante la campaña electoral, los inmigrantes fueron utilizados como chivos expiatorios. Varias propuestas de CAQ, como la reducción del umbral de inmigración, la inútil “prueba de valores” o la expulsión de personas que no pasan la prueba de francés, son solo algunos ejemplos”, cita el comunicado.

Y prosigue: “Una vez más, las mujeres que usan el hijab han sido un objetivo de elección al proponer políticas que les prohibirían trabajar, incluso como educadoras. También se debe tener en cuenta que el nuevo partido en el poder niega con orgullo la existencia del racismo sistémico en Quebec. Estas diversas posiciones tomadas por la CAQ son repetidas por las fuerzas de extrema derecha, desde La Meute en Quebec hasta Marine Le Pen en Francia”.

No debe olvidarse, en consecuencia, que Legault ya instaló estos temas, ya les dio existencia. Esto debe significar una alerta máxima para saber hacia dónde dirigirá el barco con sus políticas antinmigratorias.