Montreal: ¿Ciudad Santuario?

Conferencia de prensa del organismo Solidaridad sin Fronteras. Se teme que “Montreal ciudad santuario” sea solo una declaración sin efectos prácticos. Foto de archivo. | FOTO: STÉPHANE LAVOIE
Montreal adhirió el 20 de febrero al movimiento iniciado por la ciudad de los Ángeles en 1979. Las autoridades de esa primera ciudad santuario, ordenaron que la policía no exigiera aclarar el estatus migratorio de las personas que interpelaban y decidieron dar acceso a servicios de base a los indocumentados.

MARCELO SOLERVICENS

Montreal es oficialmente una ciudad santuario, para los más de 50 mil indocumentados que la habitan. Una medida valiente, en un contexto viciado por las posturas xenófobas de Donald Trump, que ya tiene adeptos en Canadá. Los organismos de defensa de los sin papeles exigen que esa medida se traduzca en acceso efectivo a servicios para los indocumentados, sin peligro de deportación. Creemos que el debate sobre las ciudades santuario permite corregir el enfoque utilitarista de la política de inmigración canadiense introduciendo el respeto de los derechos humanos más allá de las fronteras nacionales.

Ciudad Santuario

Montreal adhirió el 20 de febrero al movimiento iniciado por la ciudad de los Ángeles en 1979. Las autoridades de esa primera ciudad santuario, ordenaron que la policía no exigiera aclarar el estatus migratorio de las personas que interpelaban y decidieron dar acceso a servicios de base a los indocumentados.

Hoy la lista de ciudades santuario en Estados Unidos, incluye San Francisco, Nueva York, Miami, Chicago, Seattle, Austin, San Diego, Boston, Houston y Denver.

En Canadá, antes de que Trump anunciara sus intenciones en materia de inmigración, Toronto (2013) y la ciudad de Hamilton (2014) en Ontario y Vancouver (2016) en Columbia Británica, eran las únicas ciudades santuario. Fredericton en New Brunswick, Regina y Saskatoon en Saskatchewan y Winnipeg en Manitoba se agregarían pronto a las ciudades que se comprometen a acoger sin discriminación a los sin papeles. Es un movimiento que responde a los valores que han caracterizado a Canadá como un país abierto a la inmigración y la diversidad.

Desafíos

La proclamación de la metrópolis quebequense como ciudad santuario es un paso importante. Significa reconocer que la ciudad del siglo XXI es un entorno de vida, para todos quienes la habitan, incluidos los indocumentados. La ciudad santuario debe respetar los derechos humanos de no discriminación y de igualdad ante la ley de los indocumentados, inscritos en la Carta Universal de los Derechos Humanos.

Ya existe un apoyo importante en la sociedad civil hacia los indocumentados. Varias organizaciones y grupos de ciudadanos que dan servicios a estas personas practican ya los principios de una Ciudad Sin Fronteras: no cooperan con la Agencia de Servicios Fronterizos; nunca piden información sobre el estatus inmigratorio de los indocumentados; tratan confidencialmente esa información, cuando la tienen; y no discriminan a los indocumentados en materia de servicios, de trabajo y otros derechos.

Solidaridad sin Fronteras y otros grupos de defensa de los sin papeles, saludaron la medida adoptada por el Concejo Municipal de Montreal, pero temen que sea solo de una declaración sin efectos prácticos. Exigen que Montreal ordene la suspensión de toda comunicación entre el Servicio de Policía de la ciudad de Montreal (SPVM) y la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (ASFC). Sin eso, los indocumentados siguen confrontados al peligro de deportación. Es lo que prueba la detención del indocumentado “David” por la policía que lo entregó para deportación al Servicio Fronterizo.

Es importante notar que por la distribución de poderes en Canadá entre el gobierno federal, las provincias y las municipalidades, Montreal no puede asumir otros roles de una ciudad santuario sin la colaboración de estamentos provinciales o federales. Incluso el nuevo estatus de Montreal y Quebec no lo permiten. En espera de una política provincial o federal que regularice la situación de los indocumentados, se mantiene cierta ambigüedad sobre su acceso efectivo a servicios de salud, de educación, de habitación, de bancos alimenticios, sin amenaza permanente de deportación.

Tensiones

El contexto político y las próximas elecciones municipales del otoño forma parte de la consideración de adopción de la declaración. Recordemos que la promesa de acoger 25 mil refugiados sirios, por los liberales de Justin Trudeau le ayudó a ganar las elecciones federales.

La declaración de Montreal ciudad santuario fortalece la muy popular crítica del decreto antiinmigrante de Donald Trump, suspendido por la Corte de Apelaciones San Francisco y su orden de deportación masiva de hasta 3 millones de indocumentados bajo amenazas de suspender los subsidios federales a las ciudades santuario que no colaboren. Pero ello obligaría a que Canadá suspendiera el Acuerdo del tercer país seguro, firmado por el actual Alcalde de Montreal en diciembre de 2002, cuando era ministro de Inmigración liberal federal.

La declaración confirma la idea de que Canadá es más acogedor que los Estados Unidos de Trump. Pero ya hay sectores conservadores que critican la acogida incondicional de los refugiados de Trump y las ciudades santuario por estimular la ilegalidad.

La existencia de gran cantidad de indocumentados revela las falencias de la política de inmigración canadiense, que elige a los inmigrantes y trata de hacerlo con los refugiados, en función de sus propios intereses. Las ciudades santuario cuestionan ese enfoque utilitarista introduciendo el respeto de los derechos humanos –más allá de las fronteras– que anima el derecho internacional en el siglo 21.