¿Es usted víctima de la tristeza invernal?

No tenemos control sobre el clima pero sí en la manera que decidimos vivir cada día.

DANIELA EVERÓN

El Trastorno Afectivo Emocional (TAE), mejor conocido como tristeza estacional, comienza durante el otoño y se acentúa en el mes de noviembre, ya que por la falta de exposición a la luz, el ánimo baja y la necesidad de abrigarse de pies a cabeza constata que se acabaron los días de calor.

Entre sus síntomas se encuentra la falta de energía, poca capacidad para concentrarse, aumento del apetito y del peso, aislamiento social, tristeza, irritabilidad, pérdida de interés en el trabajo y otras actividades.

“Esparcimos nuestras quejas y descontento, ya sea en el trabajo o escuela, la gente tiene un solo tema: el frío”, señala la psicoterapeuta Alejandra Lezama de origen mexicano y con más de 13 años en Montreal.

Las personas pierden de vista el momento presente y anticipan que será difícil, duro y cruel. Es por ello que la Dra. Lezama aconseja tomar un calendario, empezar a marcar días y concientizar lo que está por venir. Un cumpleaños, una boda, un reencuentro, una cita, una conversación de esas que le dan sentido a la vida y a las relaciones… ¡Hasta un simple café o una caminata puede convertirse en el evento de la semana!

La especialista recomienda para los adultos el consumo de vitamina D (bajo guía de un médico de familia o naturópata), la actividad física y las reuniones con amigos y familiares, mientras que los niños deben evitar pasar largas horas frente al televisor o pantallas electrónicas y es importante motivarlos a practicar algún deporte.

En este tiempo del año cuando la lluvia, la nieve, el frío y la oscuridad se avecinan es natural añorar el calor y no solo nos referimos al clima, sino al tan anhelado calor de hogar. Esa entrañable sensación de sentirnos como en casa, a menudo se asocia con los “alimentos reconfortantes”, los cuales son dulces, grasosos y ricos en calorías y aunque ayudan a mejorar temporalmente la ansiedad o el estrés, es necesario consumirlos con moderación para evitar efectos dañinos en el organismo.

Por su parte, Lezama considera: “Un día podemos invernar como los osos, pero otro día debemos salir a curiosear como ardilla canadiense de un lado al otro”. De igual forma resalta que en muchas ocasiones la gente pasa de largo sin darse cuenta que los meses de invierno, por estos lados, son en su mayoría soleados.

Cada quien tiene su manera de enfrentar esta fría temporada; es válido estar triste un día, pero al otro es importante hacer cosas que levanten el ánimo, es la mejor forma de mantener el equilibrio durante la vida invernal.

Una de las claves para enfrentar esta época es aceptar que no se tiene control sobre el clima, así que está en ustedes mismos aprovechar y disfrutar las bondades que ofrece esta gélida y hospitalaria ciudad.