Mi hijo no quiere ir a la escuela

Para muchas familias, la asistencia de nuestros pequeños a la guardería o colegio representa todo un desafío porque, cuando ellos no quieren ir, suele ser un momento de tensión difícil de lidiar. La adaptación a la nueva escuela puede ser más complicada en algunos niños, quienes pueden convertir las “mañanitas” en las peores pesadillas de sus padres.

HAYDEÉ CAMPOS G.

Muchos padres sufren con la adaptación de sus pequeños a sus guarderías o escuelas, provocándoles más de un dolor de cabeza por no saber qué hacer ante esta situación. Peor aún, si ambos progenitores trabajan y, la asistencia a los colegios, es fundamental, ya que no tienen con quién dejarlos.

Para la psicóloga Claudia Barrios, es primordial que los padres recuerden en qué momento apareció el problema. “Si nuestro hijo iba al colegio sin ningún problema y de un momento a otro su comportamiento cambió, debemos poner mayor énfasis a esta situación para saber el motivo.

Como primer paso, se debe tratar de hablar con él y preguntarle qué le sucede. Es por eso que la comunicación es muy importante con nuestros pequeños. Si no se consigue nada platicando con él,  se deberá ir a la escuela y hablar con la maestra o la persona encargada de su cuidado.

Debemos poner mucha atención al comportamiento de nuestro hijo con sus amigos y su entorno, conversar con las otras madres y ver si solo se trata de su hijo y no hay otros niños presentando el mismo problema”.

Para la especialista, si la negativa de ir a la escuela se presentó desde un comienzo, es importante detectar si es un comportamiento por la simple flojera o si hay problemas de salud entre medio. “Es importante que nosotros ayudemos a nuestros hijos en su proceso de adaptación que es todo un aprendizaje. Pongámosle horarios para que duerman el tiempo necesario para que despierten sin sueño y no hagan berrinches para levantarse. Evitemos los ruidos fuertes para que duerman sin disturbios, evitemos los aparatos electrónicos y los dulces en las noches que les impidan conciliar el sueño”.

Es importante no ceder ante la negativa de nuestros hijos de ir a clases, la constancia ayuda a que adquieran más rápido la rutina y el gusto por la escuela. Si realiza todos estos consejos y, aún así, no se evidencia un cambio, se puede consultar a un especialista para que nos oriente en todo este proceso.