El miedo al prójimo

Miembros del grupo de extrema derecha Storm Alliance caminan hacia el campamento temporal de refugiados ubicado en el cruce fronterizo de Lacolle, Quebec, en donde tenían previsto realizar una manifestación en contra de las políticas migratorias de Canadá. Organizaciones anti-racistas y de defensa de los derechos de immigrantes bloquearon su paso. FOTO: OSCAR OCELOTL AGUIRRE

Jacques Létourneau
Presidente de la CSN

Vivimos tiempos complicados. Desde hace varios meses, la inseguridad, el desprecio y el miedo se manifiestan libremente de varias maneras. Somos testigos de actitudes racistas, a veces sutiles, otras evidentes e inclusive violentas que firmemente rechazamos en todas sus formas.

Nuestra convicción de escuchar y tratar de entender a quienes tienen miedo es indiscutible. Esto es posible a través de la denuncia y la desaprobación a quienes incitan este sentimiento. Debemos combatir el aumento del racismo virulento basado en el ostracismo, el rechazo y la hostilidad al prójimo.

La oposición frontal al odio y la intolerancia es la razón de ser y responsabilidad del movimiento sindical, ya que fomentan valores opuestos a su misión. La Confederación de Sindicatos Nacionales (CSN), que pronto cumplirá cien años, durante toda su vida ha luchado contra el racismo. La CSN siempre ha tenido la obligación de ofrecer espacios abiertos de discusión, educación y concientización. Por otro lado, el aislamiento es un valor opuesto a la solidaridad, la fraternidad y la apertura.

El caso de los emigrantes

Frente al aumento de comentarios hostiles hacia quienes piden refugio, el Barreau du Québec recientemente recordó a la provincia que dichas personas no son “emigrantes ilegales”, ya que el hecho de atravesar la frontera sin pasar por aduanas no es un acto ilegal sino más bien irregular.

Hay quienes se dicen preocupados por los costos de manutención relativos a los solicitantes de refugio, sobre todo en el marco de una economía menguante a la que estamos abocados desde la elección del gobierno federal en 2014. De hecho, el problema está más allá y nuestro descontento debería radicar más bien en las políticas de austeridad de Philippe Couillard que en aquellos que huyen de la pobreza o la exclusión, buscando días mejores.

Y qué decir de ciertos políticos que solo echan leña al fuego. Es difícil creer que estamos en el mismo Quebec, con René Lévesque a la cabeza, que hizo que el gobierno federal de Trudeau padre diera el brazo a torcer y otorgue la amnistía a alrededor de cinco mil haitianos, cuyas visas temporales habían expirado. Puedo dar testimonio del orgullo que sentí en esa época, cuando tenía 17 años, frente a la apertura y generosidad de nuestra provincia y su pueblo. Ahora, siento lo contrario y me abruma la crisis de identidad de nuestros representantes nacionales.

La derecha intolerante

Es preocupante el ascenso gradual de grupos de extrema derecha tanto aquí como en nuestro vecino del sur. Hay que evitar la tentación de taparse los ojos frente al aumento de grupos neonazis y de supremacía racial alentados por el hecho de que un populista de derecha ocupa la Casa Blanca. Y los daños colaterales ya se sienten en Quebec, sino ¿cómo explicar las manifestaciones de grupos islamófobos en las calles de nuestra capital, a pocos meses de la matanza ocurrida en la gran mezquita de Quebec? ¿Cómo explicar la oleada de comentarios xenófobos, presentes regularmente de forma oral y escrita, desde el inicio de la crisis migratoria de los solicitantes de refugio haitianos?

La vida en comunidad

Debemos oponernos frontalmente a estos discursos de odio que se muestran abierta o sutilmente. Debemos también resolver las interrogantes de nuestros miembros y de la sociedad, frente a un debate público polarizado donde ya nadie escucha, responde o reflexiona. Estas inquietudes no son en su totalidad muestras de racismo, sino la expresión de una necesidad de diálogo sobre los desafíos actuales; tarea que debe hacerse con conocimiento de causa y dentro de un contexto de tranquilidad y respeto a nuestros valores.

El movimiento sindical tiene el papel importante de promover valores como la tolerancia y la solidaridad, así como la apertura y el apoyo mancomunado; características propias de nuestra organización y de la provincia de Quebec. Efectivamente, nuestra obligación moral es seguir abriendo las puertas a los movimientos de lucha contra el racismo y a representantes de minorías étnicas que luchan contra este mal.