Racismo sistémico en Canadá

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MARCELO SOLERVICENS

Escándalo causaron las revelaciones de mujeres indígenas debido a los maltratos y agresiones sexuales que sufrieron por parte de policías en Val d’Or, en Abitibi. Los hechos los dio a conocer el programa televisivo Enquête.

Trato discriminatorio

El programa confirmó que la policía no investigó adecuadamente la desaparición de Cindy Ruperthouse, ocurrida en octubre de 2014, y dejó de manifiesto los entretelones de la discriminación y el racismo que viven las mujeres indígenas. Quedó en evidencia también que ellas reciben un trato totalmente diferente al de mujeres blancas cuando se trata de investigación de crímenes de violencia familiar o de denuncias de desapariciones.

El programa televisivo confirmó la necesidad de una comisión investigadora sobre las muertes y desaparición de mujeres indígenas en Canadá. Recuérdese que el 16 de mayo de 2014, la Gendarmerie royale du Canada (GRC) ya había reconocido 1181 casos de mujeres indígenas asesinadas y desaparecidas (tres veces más que en el caso de mujeres blancas). El nuevo primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, prometió que va a establecer esa comisión.

Abuso policial

Enquête agregó algo no esperado por los productores.

Un grupo de mujeres indígenas denunció que 7 u 8 policías de la Sureté du Quebec (el equivalente de la GRC en Quebec) maltrataban, desde hace años, agredían o abusaban sexualmente de mujeres indígenas vulnerables. Con toda impunidad. Al racismo y la discriminación se agrega el temor a las represalias y la desconfianza en la justicia de los blancos, porque las denuncias no dan resultados. Como si las personas más vulnerables no tuvieran derecho a la justicia. Las denuncias de mujeres indígenas maltratadas no fueron investigadas a fondo por la deontología policial. En el programa televisivo, el grupo de mujeres indígenas del Centro de Amistad Indígena, se atrevió a denunciar los abusos de los policías en cuestión.

Oídos sordos

Luego de la revelación de los maltratos y agresiones sexuales, Edith Cloutier, directora del Centro de Amistad Indígena, le envió el 15 de mayo una carta al capitán de la Sureté du Québec, Jean-Pierre Pelletier, con copia al ministro de Asuntos Indígenas, Jeoffrey Kelley, a la ministra de Justicia, Stéphanie Vallée, y a la ministro de Seguridad Pública, Lise Theriault, exigiendo que se escucharan las denuncias.

No hubo seguimiento hasta la difusión de la emisión Enquête, seis meses más tarde. Se justificó la inacción por problemas en la documentación de las denuncias de las víctimas.

El gobierno no ha actuado co-rrectamente. Era una oportunidad para corregir una situación inaceptable. Se suspendió a los ocho policías incriminados pero en lugar de hacer una investigación independiente se le entregó el trabajo a la policía de Montreal, quien trata el caso como un problema de relaciones públicas. El primer ministro Couillard se reunió a regañadientes con los líderes de las Primeras Naciones, el miércoles 4 de noviembre, y se manifestó abierto a mejorar los servicios que se les dan a las comunidades indígenas y a la posibilidad de abrir una comisión investigadora especial que complete la que realizará el gobierno de Justin Trudeau.

Es la primera vez que mujeres indígenas en Quebec denuncian abiertamente las agresiones sexuales cometidas por policías. Pero no es la primera vez que ello ocurre en Canadá. Al otro extremo, en Columbia Británica, en febrero de 2013, un informe de Human Rights Watch revelaba maltratos y agresiones sexuales similares en el norte de esa provincia por policías de la GRC.

Esas denuncias se inscriben en un marco más amplio de discriminación sistémica contra las llamadas Primeras Naciones de Canadá. Baste recordar el informe de James Enaya, relator especial de la ONU para la Situación de los Derechos y Libertades Fundamentales de los Pueblos Indígenas en mayo de 2014. Ese informe confirmaba las razones esgrimidas por organismos indígenas y de derechos humanos que exigían una comisión investigadora que analizara las denuncias de violencia de género y discriminación sistémica contra las mujeres indígenas canadienses. Una demanda desechada por el gobierno conservador de Stephen Harper y que Justin Trudeau prometió establecer rápidamente.

Sin embargo, más allá de esa comisión general sobre la discriminación contra las mujeres indígenas del nuevo gobierno de Justin Trudeau, en Val d’Or hay una situación concreta de abuso que requiere una atención particular. La investigación sobre ese caso debe ser transparente, justa, aplicarse un castigo correspondiente a los culpables y establecer mecanismos para que no se repita. El gobierno Couillard no debe escudarse tras el argumento de que lo que ocurre en Val d’Or es solo uno más de los numerosos casos de discriminación, racismo, vejámenes y otras situaciones inaceptables que experimentan las mujeres indígenas de Canadá. El gobierno de Couillard debe abrir nuevas relaciones con los primeros habitantes de este territorio.