“La música salva a la humanidad, salva a la sociedad”

Rodney Hinojosa.. FOTO: JOHN LAZOS G.

John G. Lazos

A la distancia se reconocía la placentera melodía latinoamericana. En este caso, los sonidos musicales se adelantaron al intérprete. Con su fiel acompañante en manos, el cuatro (pequeña guitarra de, claro, cuatro cuerdas), Rodney Hinojosa nos confiesa entre canción y canción que le gusta que “la gente sonría cuando toco en el Metro…estoy en el subterráneo dejando ondas sonoras, es difundir, me satisface”.

Originario de Venezuela, este polifacético personaje (instrumentista, cantante, profesor, maestro de coros, miembro fundador y director de orquestas, arreglista y compositor) proviene de una familia de prolíficos músicos. No demora en ofrecer su primera impresión de esta ciudad. “Montreal me encantó”. Cuenta que todo comenzó cuando pidió “un permiso para venir y escuchar el Festival de Jazz en 2016… Regresé a Venezuela y, me botaron de la Universidad”. 

Rodney está lejos de ser un músico improvisado. De joven fue violonchelista formado dentro del conocidísimo sistema originado por José Antonio Abreu, fundación que ha ayudado desde hace décadas a miles de jóvenes venezolanos a acercarse a la práctica musical. Ha dado resultados sobresalientes. Modestia aparte, y tal vez tenga algo de razón, cuando afirma que “la mejor orquesta del mundo es la Simón Bolívar, creada por nosotros. Desde los setentas comenzamos a hacer giras por todo el mundo. Y todo está basado, como decía Abreu, en la simple premisa de que “la música salva a la humanidad, salva a la sociedad. El lema de entonces era tocar y luchar”.

Le queda claro. “Si un niño lleva un instrumento a su casa y empieza a tocar, la casa cambia”. Rodney tuvo en su mentor a un cercano amigo y, así lo narra: “Un conocido economista y recipiente del premio Príncipe Asturias y nominado tres veces al Nobel de la Paz, le pidió al presidente [de la Venezuela de entonces] que escuchara la orquesta juvenil en el teatro Teresa Carreño: ¡‘Pero son unos niños’!”, exclamó el sorprendido presidente. “Y así nació la fundación…hoy en día Venezuela tiene 30 millones de habitantes con más de 500 orquestas sinfónicas”. 

“Aquí en Montreal, gracias a la ayuda de mis colegas, doy clases, cuando vi que se podía hacer música en la calle no lo pensé, tengo 64 años, soy adolescente de la tercera edad…es una vida nueva estar aquí”, señala.

Importantes planes

Rodney continúa con varios proyectos: escribe un método para violín, compone obras interactivas para esculturas monumentales y tiene la intención de “organizar una orquesta de niños inmigrantes latinoamericanos”. Quiere hacer un disco con obras suyas. “Amo la composición…me gusta mucho componer para cine, documentales, me fluye además de arreglista y profesor”, nos cuenta.

Rodney agradece “muchísimo lo que me ha dado Canadá”. Cuando recibió la residencia le dijo al abogado: “Vine aquí a aportar un morral de conocimientos”.

Y no dudamos que seguirá entre nosotros haciendo lo que mejor sabe hacer, música.