La inmigración en año electoral

Las campañas electorales no sirven para tratar asuntos políticos serios y el tema de la inmigración es uno de ellos. Sin embargo se transforma en tema insoslayable de las elecciones en Quebec. Con los peligros correspondientes. FOTO: Dorothea Lange, Migrant Mother.

Marcelo Solervicens

Canadá es un país de migrantes. Los autóctonos son insuficientemente reconocidos. Canadá acoge anualmente 320 mil inmigrantes. Entre ellos 50 mil refugiados, seleccionados. En 2018 Quebec recibirá 53 mil (32 mil migrantes económicos; 12 mil por reagrupación familiar y 9 mil refugiados seleccionados). El Acuerdo Canadá-Quebec de 1991, le permite fijar sus cuotas y seleccionar a sus inmigrantes.

Encuadre de la Inmigración

El envejecimiento de la población y las necesidades del mercado laboral, transforman la inmigración encuadrada en pieza clave de la estrategia de su desarrollo económico. Esa lógica utilitarista se extiende a los trabajadores temporeros. La selección de refugiados en campos de la ACNUR, como aquella de los refugiados sirios, también es una inmigración encuadrada, aunque no sea por motivos económicos.

El gobierno liberal busca acentuar su hegemonía entre la población alófona con un discurso multiculturalista. Pero, el fracaso de la francisación de los inmigrantes revelado por la Auditora General de Quebec, avivó la polémica del idioma. En Montreal, el inglés facilita la integración en empleo, sobre todo en empresas de menos de 50 trabajadores.

La Coalition avenir Québec (CAQ) propone obligar al aprendizaje del francés y expulsar a los migrantes que reprueben un examen de francés. También propone la CAQ reducir el número de inmigrantes. Ello, pese a que sus partidarios en las Cámaras de Comercio llaman a aumentar la inmigración encuadrada para suplir las penurias de trabajadores. Además, François Legault, presidente la CAQ promete imponer un test de adhesión a los valores quebequenses. Los liberales la denuncian como una deriva de extrema derecha. Lo paradojal es que los liberales ya obligan a los inmigrantes a firmar la Declaración sobre los valores comunes de la sociedad quebequense.

La integración de inmigrantes, con religiones distintas, ha creado debate en los últimos años. Cuestiona la laicidad surgida de la Revolución tranquila. La encuesta CROP-Radio-Canadá de marzo pasado, revela que la gran mayoría cree que los musulmanes se integran difícilmente. Los tres partidos de oposición prometen reemplazar la ley 60 de los liberales por las recomendaciones de la Comisión Bouchard-Taylor.

Desafíos de la Inmigración

La migración es el desafío del siglo XXI. La Organización Internacional para las Migraciones de la ONU (2018) la estima en 244 millones de personas. Entre ellos, 66,5 millones desplazados por conflictos (ACNUR 2018). En marzo pasado, el Banco Mundial, temía que el cambio climático aumente la migración interna en 143 millones, en Sud Asia; América Latina y el África Subsahariana.

La llegada de Donald Trump hizo que Canadá perdiera el tampón que impedía la llegada de migrantes no seleccionados desde el sur. En 2017 llegaron 20 mil refugiados desde EE.UU. En lo que va corrido de 2018 son más de 6 mil.

Muchos plantean que la solución es la de terminar con el llamado Acuerdo del Tercer País Seguro (2004). Este Acuerdo permitía devolver a EE.UU. a los refugiados que vinieran del país de Trump. Pero, quienes cruzan ilegalmente la frontera y no en un puerto oficial, se acogen a la Convención Internacional de Refugiados. Canadá está obligado a recibirlos y decidir en una audiencia que a veces demora 20 meses si son refugiados. 10% de los acogidos en 2017 serían efectivamente refugiados.

El representante del Alto comisionado sobre los refugiados en Canadá, Jean-Nicolás Beuze, estima que no hay tal crisis de refugiados. Canadá es un país rico. Su esfuerzo nada tiene que ver con el de países pobres que acogen millones de refugiados.

Ningún partido político
propone cambio de paradigma

Jean-Francois Lisée (PQ), reprochó al gobierno Trudeau y Couillard de mentir y darles falsas esperanzas a los migrantes. Los ministros se esmeran en aclarar a potenciales refugiados en EE.UU. que la aceptación del refugio no es automática.

El jefe del PQ cayó en la trampa de la demagogia al reclamar el cierre del camino Roxham. Nadie se salva. En 2017, Couillard acusó a la oposición de fomentar el racismo. Ahora critica la indolencia de Ottawa y exigió que pague los costos de la acogida de refugiados. Que no se envíen a Quebec a quienes quieren ir a Ontario.

Lamentablemente ningún partido propone un cambio de paradigma. La oleada de refugiados desde EE.UU. desnudó el utilitarismo no humanitario de políticas de inmigración; contradictorias con un mundo cada vez más interconectado, donde capitales, servicios y mercancías circulan libremente en cadenas de valor mundializadas y tienen más derechos que las personas migrantes.

Frente al aumento de indocumentados, de expulsiones, de violaciones de los derechos de los migrantes, quienes defienden los refugiados e inmigrantes esperan que se apliquen de verdad las reglas de las ciudades santuario en Montreal. Ningún ser humano es ilegal. Que la Declaración de Nueva York, lleve efectivamente a un Pacto Mundial sobre Refugiados.