“Los Acuerdos de Paz abrieron una puerta”

Unas 150 personas participaron en el Diálogo Gubernamental con Organizaciones Salvadoreñas en Canadá. El evento se llevó a cabo en el Hotel Plaza de Montreal. | FOTO: CONSULADO DE EL SALVADOR EN MONTREAL
Como un éxito calificaron las partes el Diálogo Gubernamental con Organizaciones Salvadoreñas en Canadá. Con la asistencia de unas 150 personas, el evento se realizó en noviembre en el Hotel Plaza. La convocatoria se realizó con el propósito de que tanto funcionarios del Gobierno de El Salvador como las organizaciones salvadoreñas en Canadá “puedan encontrarse, dialogar y construir conjuntamente una agenda de acción a desarrollar en un mediano plazo”.

RODRIGO ORTEGA

Los tiempos están cambiando. Las relaciones humanas, sociales y políticas han tomado un giro más “ciudadano”, como se denomina hoy en día. La gente se ha empoderado, tomado conciencia de sus derechos y muchas instancias gubernamentales ya no se autodenominan “autoridades” sino colaboradores y aspiran en muchos casos a construir camino con la gente, aspirando a los mismos objetivos.

En el caso de El Salvador, luego de los acuerdos de paz firmados en 1992 entre el gobierno de la época y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el acercamiento entre ciudadanos y gobierno se ha venido incrementando poco a poco. Pero el camino no ha sido fácil. La desconfianza ciudadana, luego de decenas de años de represión gubernamental, ha sido un obstáculo para la construcción de un camino común. Ahora el objetivo es eliminar las barreras entre gobierno y ciudadanos, acercarse, reconocerse. Aunarse.

José Mario Mejía Barrera, Cónsul General de El Salvador en Montreal, está convencido de que se está avanzando en el reconocimiento mutuo: “En lo práctico, se cambia el esquema de la gestión consular. Los consulados se constituyen en “consulados de puertas abiertas” y ya no somos tramitadores de servicios puramente consulares sino que también se le da énfasis a la función de protección y asistencia consular y a la parte de vinculación con los salvadoreños”, señala.

¿Cómo se concreta eso? Mejía responde: “En el caso de Montreal, se creó el Comité Cívico y un Consejo Ciudadano. Esto no hubiera sido posible sin el trabajo previo de acercamiento. Hemos creado de manera conjunta un mecanismo donde podemos intercambiar gobierno con organizaciones. Esto con el propósito de construir lo que nosotros denominamos la “ciudadanía en el exterior”. Un ejercicio dentro del proceso de democratización que estamos construyendo en nuestro país”.

El reto es hacerlo con los salvadoreños que viven en el exterior. El Cónsul no vacila en asumir el desafío. “Estamos hablando que como país tenemos casi tres millones de compatriotas en el exterior, lo que representa la tercera parte de nuestra población. Nosotros vivimos con la migración, entonces eso ha implicado la necesidad de legislar una política pública para los salvadoreños que viven en el exterior”.

El hito de los Acuerdos de Paz

Alba Gabriela Polanco Girón es una salvadoreña que vive en el exterior desde siempre. Para ella el Diálogo es fundamental. “Yo creo que esto del diálogo y la construcción de ciudadanía es un gesto importante, es un proyecto de nación. Lo de nación-estado, visto desde un territorio, es un modelo que no funciona. Y para El Salvador aún más. Tenemos una historia de inmigración centenaria, las redes que se crean, los lazos afectivos, económicos, toda esa red transnacional no se puede ignorar, no se puede gobernar una nación excluyendo a los demás, sobre todo a los que están en el exterior”.

Alba Gabriela Polanco es hija del reconocido pintor salvadoreño Miguel Ángel Polanco, quien también vivió en Montreal. Por haber estado impregnada desde muy niña en el medio artístico y en el mundo de los exiliados, Gabriela es partidaria de unificar fuerzas en pos de construir ciudadanía con sus connacionales en El Salvador y en el exterior. Para ella el año 1992 marca un hito en ese sentido
“La firma de los Acuerdos de Paz en 1992 abrió una puerta. A partir de ese año se abre un proceso de reconfiguración de lo que somos como nación, de diálogo, poner nuestros puntos
como líderes, qué queremos, criticar las políticas también. Muchos no han ido a El Salvador. Con estos diálogos se dan cuenta de la realidad de nuestro país. Ahora se puede hablar con cifras, estadísticas, con gente que habla contigo directamente. Ya no es la vecina de mi abuelita que me dijo…”.

Tanto para Gabriela Polanco como para el Cónsul de El Salvador el momento es propicio para el entendimiento y la construcción de ciudadanía tomando en cuenta a los connacionales que viven en el país y a aquellos que permanecen en el exterior. Para Gabriela Polanco lo que debe haber es unidad. “La integración, la siento, va en todos los sentidos. La idea binaria no existe en mi mente. Es imposible”.

En sus viajes a El Salvador, Gabriela Polanco ha ido reconstruyendo el país que lleva en sí. “A veces. me digo: ¿Qué hago con toda esa riqueza que llevo dentro? Conectar con El Salvador fue para mí una historia de amor”.