El zapato chino de la neutralidad religiosa del Estado

La ministra de Justicia de Quebec, Stéphanie Vallée, argumenta que la Ley no se centra solo en las mujeres musulmanas que porten el niqab o la burka. Se aplica a todas las personas con lentes ahumados, bufandas, capuchas, etc. | FOTO: RADIO-CANADA
Las aristas en Quebec de la Ley 62 “que favorece el respeto de la neutralidad religiosa del Estado y que busca en particular encuadrar las demandas de acomodos por motivos religiosos en algunos organismos”

MARCELO SOLERVICENS

El 18 de octubre recibió la sanción real del representante de la Corona la “Ley que favorece el respeto de la neutralidad religiosa del Estado y que busca en particular encuadrar las demandas de acomodos por motivos religiosos en algunos organismos”. Ella ordena, esencialmente, quelos servicios públicos sean suministrados y recibidos con el rostro descubierto. El ejercicio con el que el gobierno de Philippe Couillard esperaba cerrar el complejo expediente del “vivir juntos” concitó la unanimidad en su contra. Volvió a ser parte de la campaña para las elecciones provinciales previstas dentro de un año.

¿Inconstitucional?

La ley se inscribe en la neutralidad del Estado. Según la Commission des droits de la personne et des droits de la jeunesse (CDPDJ) ello implica que el Estado respeta la libertad de religión y que es responsable de prevenir toda discriminación basada en la religión. Ese enfoque separa las instituciones de los personas. Son las instituciones las que son neutras frente a la religión. Por su parte, los empleados del Estado y los usuarios de servicios públicos conservan el derecho a su libertad de religión. Aunque los empleados estatales pueden ejercer su libertad de religión portando símbolos religiosos, ellos deben hacer sus tareas con imparcialidad y sin proselitismo.

La ministra de Justicia Stéphanie Vallée argumenta que la ley no se centra solo en las mujeres musulmanas que porten el niqab o la burka. Se aplica a todas las personas con lentes ahumados, bufandas, capuchas, etc. Esa contorsión discursiva se asemeja a un subterfugio o un eufemismo del tamaño del monte Everest. El primer ministro Philippe Couillard defendió la Ley porque permitirá cerrar más de diez años de debate sobre los acomodos religiosos razonables en Quebec.

El enfoque de la neutralidad del Estado considera que todos los derechos individuales son de mismo valor. No le compete al
Estado, dirimir si la invisibilidad de las mujeres musulmanas bajo la burka o el niqab, afecta la igualdad entre hombres y mujeres. Por ello, hay consenso de que en su forma actual, la ley no pasará el cedazo de los tribunales. Ella restringe específicamente la libertad de religión de las musulmanas. Aunque ello sea cuando esgrimen una interpretación discutible del Q’uran que confiere carácter religioso a la invisibilidad de las mujeres en el espacio público. Una opción contradictoria con los valores de igualdad de mujeres y hombres que es considerada un elemento esencial de la identidad quebequense.

Solo el recurso a la cláusula derogatoria “no obstante” podría salvar la ley. Quebec recurrió a ella para proteger la Ley 101. Otros gobiernos democráticos ya la han usado para prohibir el uso del niqab o la burka en el espacio público y han sobrevivido al test de los tribunales o de la Corte Europea.

¿Confusa e Inaplicable?

La ministra Vallée intentó evitar la inconstitucionalidad de la ley invocando principios prácticos. La interacción en la entrega de servicios requeriría la comunicación, la identificación y la seguridad. Pero las condiciones de interacción llevan a un laberinto de casos particulares.

Algunos afirman que la ley no aporta nada nuevo. Ya se prevén las ocasiones en que la interacción obliga el rostro descubierto: pasaporte, seguro médico, permiso para manejar, etc. Otros critican las contradicciones de la ministra. Ella adaptó su mensaje señalando que la exigencia del rostro descubierto no se aplicaba a todo el trayecto en bus o metro, sino que solamente al momento de la interacción con el chofer. Además, mientras la ministra Vallée apoyaba la universalidad del rostro descubierto en las clases, la ministra Helène David afirmaba que ello dependerá del número de estudiantes en universidades y CEGEP.

La confusión reina sobre quienes están a cargo de aplicar la ley. Como esta afecta los servicios de proximidad, es el chofer, el bibliotecario, la profesora, el funcionario quienes deben decidir si aceptan el acomodo religioso. No se sabe cuándo se pondrá de acuerdo Quebec con las municipalidades, universidades, hospitales, servicios de transporte, etc. Desde ya, tanto el alcalde saliente de Montreal, Denis Coderre, como el presidente de la Unión de Municipalidades (UMQ) declararon que sus funcionarios municipales no serán la policía de la burka.

¿Se reabre el debate?

La Ley 62 se agrega a otros fracasos del gobierno liberal de Philippe Couillard. El más federalista de los primeros ministros quebequenses sigue defendiendo su ley, pese a que esto lo convierte en el nuevo enemigo del resto de Canadá. Los editoriales criticaron acerbamente la Ley. El parlamento
de Ontario la condenó. Rachel Notley, primera ministra de Alberta, vio rasgos de islamofobia. El primer ministro Justin Trudeau, optó finalmente por amenazar con recurrir a los tribunales.

Los partidarios de la laicidad esperan hacer campaña electoral proponiendo un consenso distinto al de la Carta de Valores. Muchos esperan que se adopten las recomendaciones más consensuales de la Comisión Bouchard/Taylor. Otros esperan defender una nueva versión del “vivir juntos”. Todo indica que el debate sigue abierto.