“Yo no soy racista, pero…”

Javiera Araya

Para este texto, primero, le propongo un juego matemático: Piense un número. Ahora multiplíquelo por 5. Al resultado, súmele 1. Ahora, multiplique el resultado por 2. Réstele 12. Divídalo por 10. Réstele el número inicial en que el que había pensado. ¿Cuánto le da? ¡No me lo diga! Le apuesto que es -1. ¿Acerté? Bueno, no me pregunte cómo le hice, solo sé que funciona y no tiene nada que ver con mis capacidades telepáticas o matemáticas.

Ahora, le propongo un juego parecido: Piense en alguna vez en que usted mismo ha dicho o escuchado a alguien decir “Yo no soy racista, pero…” ¿Quizás en el marco de alguna altercada discusión familiar en la mesa? ¿O quizás caminando con amigos mientras comentaba algún evento de la actualidad? ¿O quizás, en la intimidad de su hogar, mientras comentaba con su pareja el comportamiento de algún vecino? ¿Lo tiene? Ahora, piense en lo que se dijo justo después del “pero”. Le apuesto que se trata de alguna generalización sobre un grupo de personas en función de su origen o el color de su piel. Le apuesto que se trata de algún estereotipo, probablemente presente también en las películas y en los medios de comunicación de masas. Le apuesto que esta generalización contiene un juicio negativo del grupo de personas al que hace referencia. ¿Acerté? Puedo seguir: le apuesto que lo que venía después de decir “yo no soy racista, pero…” era, paradójicamente, racista. ¿Acerté de nuevo?

Contrariamente al juego matemático, en este caso sí puedo explicarle cómo funciona: una generalización negativa sobre un grupo de personas en función de su color de piel o de su origen es, en sí, una afirmación racista. Estas generalizaciones y estereotipos son reproducidos y retomados por los medios de comunicación, y juzgan negativamente a grupos excluidos de la sociedad, muchas veces con el fin de justificar su exclusión. Tener que explícitamente decir que uno no va a decir algo racista, cuando en realidad lo que uno va a decir es definitivamente racista, solo confirma lo racista de uno…

Y esto me lleva a otra pregunta: ¿son racistas las generalizaciones negativas sobre grupos de personas que tienen privilegios en la sociedad, como quienes son blancos y blancas? Y respondo con otra pregunta: ¿Ha usted alguna vez escuchado decir “yo no soy racista, pero [los blancos canadienses, por ejemplo] son muy [rellenar con cualquier adjetivo]”? Probablemente no. El racismo reverso no existe. Pero esto ya es materia para otras columnas. Por mientras, por favor, antes de decir “yo no soy racista, pero…”, acuérdese de este juego.