Verano que te bañas en los ríos (Octavio Paz)

LUISA OLAYA

Una de las cosas buenas que Canadá y Quebec nos ofrecen, es el fácil acceso a actividades de todo tipo para la familia. Un ejemplo de ello, es el derecho a vivir el verano como los habitantes pura lana.

En mi otra vida, en ese país que sigue su rumbo sin mí, yo no tenía mucho dinero. Mis vacaciones eran un momento de descanso pero no de descubrimientos, ni de grandes sorpresas. La economía primero y la inseguridad después, me impedían ir más lejos que mi brazo extendido.

Cuando me instalé aquí, imaginé que me tomaría años antes de poder pagar una estadía al lado de un lago. Entre tanto, decidí enfocarme en el aprendizaje del idioma y atrapar al vuelo la oportunidad de conseguir amigos con chalet.

Disfrutar de la naturaleza

No necesité esperar mucho. Una enfermera del CLSC me regaló un cuadernillo con la lista de los “Centres de vacances familiales”. Allí están identificados veinte centros que tienen desde tres, hasta cinco estrellas en la clasificación de servicios. ¡Lo único que queda por hacer es escoger la región que uno quiera conocer! Sigo sin tener mucho dinero, pero ya no es un problema porque puedo disfrutar de las mismas comodidades que alguien con un ingreso más alto puede permitirse. El lago, las caminatas, la fogata de cada noche, el camping, los juegos en el bosque, todo puede ser mío y de ustedes.

Para muestra, un botón

El centro vacacional que escogimos y al que seguimos yendo con mi familia, es el que incluye el transporte en autobús desde Montreal. Se llama Centre Plein Air L’étincelle, durante el verano tienen un “campo familiar” en el que ofrecen kayak, rabaska, bote de pedales, caminata en el bosque, escalada, tiro al arco, entre otras cosas. Para permitir que los padres de familia aprovechen plenamente todos los servicios, también cuentan con guardería por cortos periodos al día. La comida está incluida en el plan familiar, pero hay cocinas bien equipadas para quienes prefieren cocinar sus propios guisos.

Si usted quiere mucho sol, mucha agua, libélulas, tiempo de silencio, tiempo de risas y juegos, es el tiempo de inscribirse para el verano que va a llegar.

Termino como siempre con un poema. Esta vez del mexicano Octavio Paz:

Noche de verano

Pulsas, palpas el cuerpo de la
noche,
verano que te bañas en los ríos,
soplo en el que se ahogan las
estrellas,
aliento de una boca,
de unos labios de tierra.

Tierra de labios, boca
donde un infierno agónico jadea,
labios en donde el cielo llueve
y el agua canta y nacen paraísos.
Se incendia el árbol de la noche
y sus astillas son estrellas,
son pupilas, son pájaros.

Fluyen ríos sonámbulos.
Lenguas de sal incandescente
contra una playa oscura.

Todo respira, vive, fluye:
la luz en su temblor,
el ojo en el espacio,
el corazón en su latido,
la noche en su infinito.
Un nacimiento oscuro,
sin orillas,
nace en la noche de verano,
en tu pupila nace todo el cielo.