¿Fin del reino conservador?

Muy sonriente y en plena campaña electoral, Harper se encuentra severamente cuestionado por su “ignorancia” en el caso de malversación que afecta a Mike Duffy, senador del Partido Conservador. |FOTO: REMY STEINEGGER
En este escenario electoral, según sondeos, el 60% de los electores rechaza el gobierno conservador de Stephen Harper. No obstante, la división de la oposición podría beneficiar a los conservadores.

MARCELO SOLERVICENS

Las encuestas de la campaña para las elecciones al parlamento federal del 19 de octubre próximo apuntan a un cambio histórico: la primera elección de un gobierno minoritario del Nuevo Partido Demócrata (NPD). Sin embargo, se mantiene la incertidumbre. Aunque el 60% de los electores rechaza el gobierno conservador de Stephen Harper, la división de la oposición, podría beneficiar a los conservadores. Por su parte, Harper utiliza todos los medios a su alcance y sigue aplicando una estrategia clientelista centrada en circunscripciones precisas.

¿Un gobierno impopular?

“Las elecciones no las gana la oposición, las pierden los partidos en el poder”. Ese es un adagio acuñado luego de la sorprendente derrota del líder conservador británico Winston Churchill en 1945, en el zenit de su popularidad, por haber conducido a Inglaterra a la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Para algunos, Churchill era redundante, no podía aportar nada nuevo. Para otros, se trataba de una sana alternancia en el poder en un nuevo contexto. Las elecciones al parlamento federal del 19 de octubre próximo están bajo ese signo. Para el biógrafo John Ibbitson, en su libro Stephen Harper, un portrait, “aunque Harper gane o pierda su quinto test como líder, ya ha transformado Canadá. Y no será fácil volver atrás”. Para otros, se tratará de la regla de una sana alternancia en el poder luego de un gobierno desgastado y que según las encuestas es rechazado por la gran mayoría del electorado.

Un balance mediocre

En casi 10 años en el poder, dos veces con gobierno minoritario y una vez mayoritario, Harper ha realizado su agenda conservadora pero el balance es mediocre. Harper ha limitado el rol del Estado en la sociedad reduciendo programas, el número de funcionarios y disminuyendo impuestos, políticas que favorecen a los más altos ingresos y a las corporaciones. Acumuló créditos fiscales destinados a clientelas electorales específicas. Además, los conservadores han alcanzado el más alto déficit fiscal de la historia de Canadá.

Harper ha fortalecido la legislación de seguridad y represión, con leyes que limitan los derechos y las libertades civiles y algunas de ellas han sido rechazadas por los tribunales. Ha transformado la política exterior canadiense partidaria de la paz y el multilateralismo en una estrategia que persigue sus propios intereses; está en guerra contra el terrorismo y cuestiona las salidas diplomáticas.

El balance económico del gobierno Harper es mediocre. Fracasó la estrategia que privilegia la producción y exportación del petróleo de las arenas bituminosas de Alberta en desmedro de otros sectores. Canadá está en recesión producto de la caída de los precios del petróleo.

La más larga campaña electoral de la historia de Canadá

El primer ministro Harper rayó la cancha en su favor. El domingo 2 de agosto, le pidió al gobernador de Canadá, David Johnston, que disolviera el 41º parlamento y diera inicio a una larga campaña de 79 días. Más del doble de los tradicionales 37 días que duraban las campañas.

Harper ya había previsto en la nueva Ley, de elecciones justas, un aumento de los gastos electorales de los partidos, proporcional a la duración de la campaña. Los conservadores pueden gastar los más de 50 millones que han acumulado, mientras que los otros partidos, con menores ingresos, han debido esperar hasta septiembre para lanzar su verdadera campaña. La nueva Ley también limita los gastos de los sindicatos y otras organizaciones opuestas a los conservadores. Otros consideran además, que el aumento del número de circunscripciones de 308 a 338, principalmente en las zonas que apoyan los conservadores, también le favorece.

Está fallando el control del mensaje

El saliente gobierno Harper busca repetir su estrategia de control del mensaje de continuidad y seguridad ante los líderes de la oposición que no están listos, o son radicales. Pésimo en expresar su opinión en un debate abierto y especialista en líneas de prensa

formateadas por sus “spin doctors”, Harper rechazó el tradicional debate organizado por el consorcio de medios de comunicación. También limita la participación en sus actividades de campaña exclusivamente a los militantes conservadores y restringe el número de preguntas de los periodistas.

Aunque la campaña de Harper sigue un orden preestablecido, el juicio por malversación contra el senador Mike Duffy, nombrado por Harper, ha resquebrajado la estrategia de control del mensaje que le diera buenos resultados en elecciones anteriores. Pese a que Harper repite el “cassette” de que los únicos responsables de la estratagema son Mike Duffy y su ex jefe de gabinete Nigel Wright, los interrogatorios y los correos electrónicos de la oficina del primer ministro cuestionan la ignorancia que argumenta Harper. Nadie cree que quien está obsesionado por el control, no supiera de la estratagema organizada por su brazo derecho Nigel Wright. Hasta el actual jefe de la campaña de Harper, Ray Novak, estaba al tanto.