La agricultura urbana contra el falso Cuerno de la Abundancia: el aporte de Montreal

Foto: gentileza de Jardins sans Frontières : https://www.facebook.com/jardinssansfrontieres?_rdr

En el mundo occidental vivimos en un Cuerno de la Abundancia que, visto de cerca, resulta ser un impostor. Los supermercados nos presentan una vasta selección de productos alimenticios en gran cantidad. Irónicamente, en la misma ciudad hay quienes no tienen acceso a alimentos nutritivos. Estos pequeños “oasis” son los causantes de múltiples problemas sociales y ecológicos. 


 

DIANA OBREGÓN 

En su libro The urban food revolution, Peter Ladner hace un exhaustivo recuento de los problemas que genera la agricultura a gran escala, los impedimentos a nivel legislativo que enfrentan los agricultores locales y las propuestas alternativas en el mundo.

Según el autor, el mantener los estantes llenos en los supermercados genera problemas causados por el interés de las corporaciones de obtener grandes ganancias. El más visible e inmediato es el enorme desperdicio de alimentos. Si bien una parte es destinada a bancos de comida, la mayoría se desecha en el lugar.

Por otro lado, la agricultura industrial depende de hidrocarburos baratos para trasladar los alimentos grandes distancias hasta llegar al consumidor. Estos combustibles liberan una enorme cantidad de gases con efecto invernadero. Además, algunos bienes tienen que cruzar océanos y provienen de países cuyos agricultores y recursos son explotados. Hay que sumar que no hay control en contenido nutricional ni de pesticidas de la mercancía ofrecida y que este modelo de agricultura se basa en el monocultivo que está acabando con la biodiversidad. Para colmo, este tipo de producción erosiona el suelo, lo cual demanda cantidades masivas de agua.

Para mitigar estos nefastos efectos, algunos ciudadanos están optando por el consumo de alimentos locales y orgánicos. Producir cerca o en las ciudades despierta nuevos desafíos. El crecimiento de las urbes está aniquilando los terrenos agrícolas en sus periferias y las leyes restringen el uso otorgado a los campos en zonas urbanas. Afortunadamente algunos proyectos están saltando estos obstáculos con gran pericia. Dos mencionados por Ladner llaman la atención.

En Chicago, The Wood Street Urban Farm está entrenando jóvenes y personas con dificultades para obtener empleo en distintos procesos de producción y manipulación de alimentos. Crearon un invernadero orgánico donde antes había un terreno baldío. También venden su producción a precios accesibles y contribuyen al crecimiento de la comunidad.

Otro ejemplo es el edificio Mori en el complejo Roppongi Hills en Tokyo. Esta moderna construcción es el hogar de un huerto japonés en el que niños de primaria se encargan de sembrar y cultivar arroz bajo la instrucción de agricultores.

El autor también destaca el caso de Montreal que gracias a su proyecto de expansión de huertos comunitarios en parques, ha logrado conservar 4% de su territorio como zonas agrícolas permanentes.

Sembrando en Montreal 

Nuestra ciudad posee un programa municipal de huertos comunitarios desde 1975 y cuenta actualmente con 97 sitios. Para obtener una parcela hay que inscribirse en la lista de la Ville de Montréal y pagar hasta $ 25 anuales que incluyen préstamo de herramientas y ayuda de los coordinadores.

Jardins sans Frontières es un organismo sin fines de lucro especializado en la permacultura. Esta corriente tiene como objetivo lograr una producción máxima de alimentos con un mínimo de elementos y busca disminuir el consumismo de los occidentales para aumentar la calidad de vida de países que históricamente han sido explotados. Pulso asistió al segundo de cinco talleres enfocados a la realización de un sistema natural integral benéfico para el hogar. (Imparten cursos a lo largo del año).

Menos gasto de agua 

El cultivo hidropónico se adapta de manera óptima a las ciudades. Se utiliza 5% del agua requerida por la agricultura tradicional. Este método puede producir cinco veces más alimentos por área gracias a la distribución vertical de los cultivos. Les Fermes Lufa es una empresa fundada en 2009 que trabaja con este sistema. Capturan agua de lluvia que se reutilizará al 100%. Como están situados en azoteas, reducen su consumo de energía recibiendo una parte de esta del edificio que se encuentra abajo y de la proporcionada por el sol.

Les Fermes Lufa cuenta con un invernadero en Laval y otro en Ahunstic y en palabras de su presidente, su sistema de distribución es tan eficiente que solo gastan 15 $ al día en transporte. Lo más atractivo es que los alimentos se distribuyen el mismo día de su colecta por lo que no son refrigerados.

La promoción de alimentos locales y de calidad se mueve lentamente a nivel legislativo. Depende de los consumidores exigir en los comercios y escuelas.