Ya veremos

François Legault, Primer Ministro de Quebec. Todavía se esperan sus medidas prioritarias en educación y salud, entre otras. FOTO: LOUIS ROY

La victoria aplastante de la Coallition avenir Québec (CAQ) en las elecciones del 1º de octubre hizo historia. Rompió la alternancia entre el Partido Liberal (PLQ) y el Partido Quebequense (PQ). El nuevo primer ministro prometió mucho durante la campaña. Las expectativas de la población son enormes. Dos meses más tarde, se percibe que ellas pueden volverse contra el gobierno caquista del primer ministro François Legault.

 

Marcelo Solervicens

Legault sigue prometiendo restablecer e incluso aumentar los servicios públicos recortados por el gobierno Couillard. La cínica estrategia de medidas de austeridad al comienzo del mandato y regalos en los dos últimos años (stop and go) fue castigada con la más baja votación liberal en cien años, el 1º de octubre. Pero, al mismo tiempo, Legault prometió devolverles plata a los contribuyentes, reduciendo el gasto fiscal, privilegiando la empresa privada. Una contradicción denunciada por la oposición pequista, suplantada por la CAQ como opción de recambio a los liberales. Legault promete equilibrar las dos opciones políticas. Pero todo indica que será difícil. Quebec no puede ser dirigido como una empresa.

¿Ministros sin experiencia?

La población ha perdonado la improvisación e inexperiencia del Consejo de Ministros instalado el 18 de octubre. También las ambigüedades del discurso del trono del 28 de noviembre, cuando Legault inauguró la 42ª legislatura quebequense en la Asamblea Nacional. Todavía se esperan las medidas prioritarias en educación, salud, entre otras. “Ya veremos” (“On verra”) parece ser la consigna.

Están las promesas controvertidas, como la prohibición del velo islámico para empleados estatales en puestos de autoridad, incluidas las profesoras, sin derechos adquiridos. Una reapertura del debate sobre la laicidad. También, la promesa de drástica reducción de la cuota de inmigrantes de 50 a 40 mil, que depende de negociaciones con el gobierno federal. Y aquella confusa promesa de expulsión de los inmigrantes que reprueben un examen de francés después de vivir años en Quebec. Se agrega la promesa de la maternal a los cuatro años que afectará las guarderías (CPE) y costará millones o las promesas de ayuda temprana a los niños con dificultades de aprendizaje, mientras se promete reducir los impuestos que financian las comisiones escolares.

Además, persigue al gobierno caquista el olvido de considerar medidas de combate al cambio climático. La irrupción del pujante partido Quebec Solidario (QS) encarna esa preocupación. Las metidas de pata de la ministra Marie Chantal Chassé no ayudan. Tampoco la ausencia inexplicable de Legault en la cumbre climática de la ONU sobre el cambio climático (COP24). La crítica caquista que los liberales no avanzaron en el plan de reducción de gases con efecto invernadero no exonera a la CAQ frente al principal desafío del siglo 21.

Anuncio económico
decepcionante

El gobierno caquista goza de un margen de maniobra inédito. La austeridad liberal deterioró los servicios pero eliminó el déficit. El apogeo del ciclo económico ha generado un excedente para 2018-2019, cercano a 4 mil millones de dólares. La CAQ está perdiendo la cita.

Legault consiguió impacto comunicacional a la Harper, Trump o Trudeau al presentar el Anuncio Económico del 3 de diciembre con un trasfondo de ciudadanos que le apoya. Sin invitar los partidos de oposición, eludiendo presentarlo en la Asamblea Nacional como manda la tradición parlamentaria.

Pero el Anuncio no correspondió a las prioridades del gobierno caquista. Podría haber sido el de un gobierno liberal. Solo fueron medidas de reducción de impuestos o créditos fiscales. 1.6 millardos en cinco años Para las familias y los adultos mayores. Por un lado un suplemento de asignación familiar calculado en 250 millones para familias con dos o tres hijos (menos que lo prometido). Para los adultos mayores de 70 años, un crédito de 200 $ anuales (400$ para una pareja). Promete no indexar el monto suplementario después de 8$ de costo de guarderías que depende de los ingresos, pero no cumple la promesa de eliminarlo. La única medida ambiental es de prolongar la rebaja por compra de vehículo eléctrico.

El Ministro de Finanzas anuncia rebajas fiscales de 1,6 millardos en cinco años. Copia al gobierno federal. Busca favorecer la inversión de PME para aumentar la productividad. Ofrece granjerías fiscales a compras o transformación de equipos informáticos o de energías limpias. El gobierno Legault prevé dedicar 10 millardos al pago de la deuda, para ahorrar 332 millones en intereses. La deuda bajaría a solo 40% del PIB en 2026. Las familias y adultos mayores de 70 años benefician del ejercicio. Parte de la clientela de la CAQ. Pero no hay nada para mejorar los servicios públicos o la educación. Todo se posterga para el presupuesto de marzo de 2019. ¿Fue un error de comunicación darle tanta importancia al Anuncio Económico? Lo cierto es que el “Ya veremos”, se transforma en una marca que a la CAQ puede costarle caro.