¿“Malas” amistades de nuestros hijos?

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La socialización es una etapa muy importante en el desarrollo de nuestros hijos, por ende, se debe estar muy alerta a lo que ocurra en ese sentido. El círculo de amigos parece ser lo más relevante. Muchos niños se dejan influenciar de forma negativa, lo que gatilla la preocupación de los papás, quienes no saben qué hacer y cómo actuar para que esto no se vuelva una pesadilla en el hogar.

HAYDEÉ CAMPOS G.

¡Dime con quién andas y te diré quién eres! Es uno de los dichos que más alarma a los padres. El círculo de amigos suele influir en las conductas de los menores, especialmente, si están atravesando la adolescencia. En esta etapa, nuestros hijos pasan por muchos cambios hormonales, físicos y emocionales, buscando y conformando su personalidad e identidad propia. Es por eso que las amistades pueden influir de manera negativa o positiva en las conductas de los hijos, en el rendimiento académico, en los hábitos diarios, en las actividades que realiza en sus tiempos libres y en la relación con sus hermanos, padres y familiares.

En comunicación con Pulso, la psicóloga terapeuta, Ana Martínez, recomienda estar muy alerta a los cambios de conducta de nuestros hijos. “Si vemos que ellos cambian drásticamente su personalidad, utilizan malas palabras, cambian sus hábitos y tienen conductas agresivas, puede ser que sus amigos estén influyendo negativamente. Muchas veces nuestros hijos, por el afán de sentirse aceptados en un círculo de amigos determinados, suelen cambiar su personalidad notoriamente y no necesariamente para bien. Es por eso que es fundamental consolidar una buena relación y comunicación con nuestros hijos desde chicos. Los padres somos los que ponemos los límites, si les dejamos desde chicos utilizar palabras inapropiadas y ser más sus amigos que sus padres, obviamente se cae más en estado de riesgo que ellos no nos hagan caso. No todos tienen una personalidad madura y pueden ser más influenciables que otros”.

Conocer a los amigos

¿Qué no debemos hacer? Para la psicóloga, más que culpar a los amigos, debemos tratar de acercanos y conocerlos más a fondo. Muchas veces, son simplemente jóvenes desorientados y no malas personas. Tomar una postura drástica como prohibir que anden con ellos, será peor. Es mejor no entrometerse en sus amistades, conversar con ellos y contarles nuestras inquietudes, no poner sobrenombres o adjetivos a sus amigos cuando hablemos con nuestros hijos, intentar potenciar otras amistades de forma sutil para que se aleje de esas “malas influencias”, pero sin que se sienta presionado. Los amigos, muchas veces, no son para siempre. Sin embargo, no debemos dejar de aconsejarlos y estar alerta pensando que ellos mismos se darán cuenta.