A la caza del lobo, talleres multisensoriales

FOTO: PATRICIA MORALES BETANCOURT

Estos talleres se imparten COPSI y puede participar toda la familia. COPSI: 438-384-3341

PATRICIA MORALES BETANCOURT

Todo estaba preparado para continuar jugando y compartiendo con el lobo Yves. El café, la tisana, el té y la acostumbrada bebida de avena con chocolate estaban ubicados sobre las mesas del local. Igual a los otros días, los olores se conjugaban. Pero este taller se distinguía por los aromas de torticas recién horneadas de mantequilla y pepino que salían de la cocina.

Llegaron 9 niños y niñas, 4 madres y una abuela, de un total de 15 personas, incluyendo las 2 artistas animadoras del evento. Como de costumbre, a todos los integrantes de este programa se les asignaron las tareas: cortar la piña, repartir el jamón, rallar el queso y extender una masita de pan para rellenarla. Al instante de sellarlas, a cada una se le puso la inicial del nombre de su creador. Así, la reconocerían y se harían responsables de su propia creación.

En seguida, verían el proceso natural de fermentación. Se tomó un pincel y con huevo se barnizaron antes de meterlas al horno.

Al bajar a la cocina, para llevar las masitas de pan, se le dio a cada uno una tortica, previamente batida y horneada in situ. Allí, en la cocina, entretanto se horneaban las masitas, se cortaron unos esténciles para hacer unas tarjetas en movimiento de Mou Toutou, la oveja consentida de la granja. Ella saltaría entre las nubes para contar con los niños del 1 hasta el 10 y con sus saltos hacerlos dormir.

Al ingresar al salón, con las torticas en mano, cada uno de los niños diseñó su propia versión de Yves, el lobo, y extendió con fondant una cobija para esconderlo del cazador dentro de sus estómagos.

Se proyectó un film: La llegada del cazador.

El cazador deseaba matar al lobo y al cocodrilo que visitaban su granja, y además de denunciar a la policía a Pascal el marciano, el propietario del ovni. Todos: Mou toutou, la oveja, Capitán, el perro guardián y Olimpo, el cochinito cocinero, le confesaron al cazador lo de sus nuevas amistades, lo divertido que era jugar con animales diferentes a ellos y los beneficios que recibirían a cambio de tenerlos en la granja. Luego, Pascal el marciano, le propuso al cazador que le regalaría un submarino extraterrestre para sembrar semillas de alta calidad que le haría ser el hombre más afortunado del mundo, siempre y cuando hiciera las paces con sus enemigos legendarios: el lobo y el cocodrilo. El cazador sabía que era un gran negocio cuidar la tierra y sembrar las mejores semillas y aceptó.

Como todo era cierto, el submarino extraterrestre les dio semillas a los niños que asistieron para que aprendieran a cultivarlas. Pascal, el marciano, les facilitó unas maceticas d e papel reciclable. Allí, cada uno metió su semilla de girasol.

Para finalizar, bajo la dirección de nuestra apreciada Esmeralda, cantaron la canción, himno de nuestros talleres: el Cocodrilo Nilo. Llenos de gran entusiasmo prometieron verse dentro de 15 días,