La satisfacción del deber bien cumplido

Cuando recibimos en nuestra cuenta del banco un depó- sito de Canadá o Quebec, qué bien se siente uno. Y si ese acto se repite mes por mes, se siente uno mucho mejor. Felicitémonos por haber cumplido con rigor un rito anual, que en ocasiones parece una pesadilla.

Si tenemos buen cuidado que nuestros patrones nos hagan las retenciones adecuadas, o hacemos los debidos pagos provisionales convenientes, además de ese depósito mensual, podemos quizá recibir una bonita cantidad, que puede permitirnos pagar alguna deudilla o si somos organizados y no tenemos nada que pagar, darnos algún gusto.

¡Hay quienes se han logrado pagar un viajecito con su reembolso! Todos podemos sentir la satisfacción y el gusto del deber bien cumplido: estudiantes, asalariados, pequeños empresarios, casados, divorciados, padres y madres, o personas sin hijos. Lo importante es nuestro esfuerzo por conservar con cuidado, a lo largo del año, toda la documentación que pueda ayudarnos a reducir, dentro de lo establecido, el impuesto a pagar que debemos determinar.

Recordemos los pases del transporte colectivo, aunque este año solo sean deducibles hasta julio. Inscribamos a nuestros hijos en actividades deportivas y artísticas, en ellas el gobierno también pone su parte dándonos un crédito de impuesto. ¡Disfrutemos a gusto el buen tiempo que se empieza a sentir, con la tranquilidad del deber bien cumplido!