Avalancha política tras tempestad de nieve

Como señala Vigneault, “Quebec no es un país sino que es el invierno”... Pese a ello, tanto el Ministerio de Transportes como el de Seguridad Pública fueron incapaces de enfrentar adecuadamente una urgencia ambiental anunciada. Cinco personas resultaron muertas durante la última gran tempestad de nieve de marzo. Varios de los fallecidos no recibieron auxilio por parte de las entidades especializadas. FOTO: MOURIAL COMMONS

Marcelo Solervicens

En Quebec uno de los temas de conversación más recurrentes, particularmente en invierno, es el del clima. La última tempestad de nieve, de un invierno que parece no decidirse en terminar, fue más allá: causó un escándalo político inédito. Cientos de automovilistas quedaron estacionados bajo casi un metro de nieve hasta por 13 horas en las autopistas 13 y 520 en la isla de Montreal. Las compañías privadas encargadas de la remoción de la nieve no cumplieron sus contratos revelando los límites de la privatización de las responsabilidades del Ministerio de Transportes. En otros lugares de la provincia hubo cinco muertes, algunos de ellos evitables, como la de dos personas hundidas bajo la nieve.

Una tempestad anunciada

A pesar de que como señala Vigneault, “Quebec no es un país sino que es el invierno”, tanto el Ministerio de Transportes como el de Seguridad Pública fueron incapaces en enfrentar adecuadamente una urgencia ambiental anunciada,  para la que muchos se prepararon y siguieron a través de los medios sociales o tradicionales.

Pese a contar con todos los me- dios para resolver el problema, las autoridades de Transportes y Seguridad pública no asumieron su responsabilidad de servicio a los ciudadanos en situación de riesgo. El estado quebequense está enfrentado a juicios colectivos por daños y perjuicios. Más aún que el primer ministro Philippe Couillard terminó reconociendo la responsabilidad del gobierno y pidiendo excusas.

La impresión que queda es la de un gobierno desconectado y que no se interesa por los problemas concretos de los ciudadanos.

Coletazos políticos de la tempestad del siglo

Todo ello explica que fuera el tema más abordado hasta ahora y que sus ramificaciones políticas sean enormes. Algunos vaticinan que el gobierno liberal del primer ministro Couillard perdió más votos esta semana que en todos los meses de su gobierno.

Los dos ministros, Martin Coiteaux, de Seguridad Pública, y Laurent Lessard, de Transportes, aparecieron completamente desconectados de su responsabilidad ministerial ante las cámaras de televisión. Ellos esgrimieron la inaceptable defensa de que no fueron advertidos por sus funcionarios. Valga recordar que una de las bases del sistema parlamentario de origen británico que impera en Quebec, es que los ministros son responsables de todo lo que ocurre en sus ministerios y lo que hagan y no hagan los funcionarios a su cargo: es responsabilidad ministerial.

Por ello la oposición exigió, sin lograrlo, la renuncia del ministro de Transportes Laurent Lessard. Sin embargo, en lugar de esperar los resultados de la comisión que formó para investigar el lío de la tormenta de nieve, Couillard prefirió exonerar oficialmente a los dos ministros y cerrar capítulo. Finalmente, fueron dos funcionarios quienes sufrieron las consecuencias. La subministra perdió el expediente de  las urgencias pero conservó su cargo. Para muchos la reacción gubernamental aumenta el descontento con la clase política que no se ocupa de problemas reales y no tiene una vocación de servicio público.

El problema es que se estima que el fenómeno climático extremo, que algunos comparan con la tempestad del siglo, está ligado al cambio climático. Las altas concentraciones de anhídrido carbónico en la atmósfera que acarrean el efecto invernadero se traduce en fenómenos extremos que serán cada vez más frecuentes. A pesar de que eso se sabe y que la tempestad fue anunciada abundantemente y seguida por alertas del propio Ministerio de Transportes, un millar de personas fueron abandonadas en la tempestad en sus vehículos inmovilizados, sin ninguna asistencia ni apoyo, hasta por 13 horas, algunos de ellos.

Perspectivas preocupantes

Tras la crisis se encubren problemas mayores en el Ministerio de Transportes, que ya ha tenido cuatro ministros en los dos años de gobierno Couillard sin que pueda reformarse. En efecto, en dos informes, la Verificadora de Quebec aclaró que persiste la crisis en el ministerio de transportes.

Recortes presupuestarios

La burocracia del ministerio que distribuye más dinero al sector privado es tan grande que existe una cultura de falta de imputabilidad, nadie es responsable de los problemas que puedan existir. Se trata de enfrentar los problemas como el del día de la tormenta. También de controlar adecuadamente los contratos por la drástica reducción del número de funcionarios del Ministerio de Transportes. Ese ministerio es uno de los más afectados por la “reingeniería ” de los liberales (eufemismo para designar la privatización de sus actividades). Los obreros que trabajan por el ministerio ya habían bajado a comienzos de los años 2000 y en 2010 eran 3200, y 2016 eran solo 1800.

 
  El ministro ya acusó a las dos compañías privadas responsables de sacar la nieve de no cumplir con su contrato. Se trata de Roxboro Excavation y Excavation Loiselle. Ellas perderían sus contratos en el futuro. El sindicato de funcionarios del Ministerio de Transportes señaló que no hubo problemas en las autopistas donde ellos debían remover la nieve: Quebec se creó este problema al adoptar los PPP, asociación pública privada. Incluso, esas compañías privadas ya habían sido citadas como problemáticas por la Comisión Charbonneau, que tocó indirectamente los problemas del Ministerio de Transportes.

Todo indica que el sector privado no tiene la capacidad ni el interés de realizar trabajos de envergadura que implican la seguridad pública. Se trata de una advertencia importante que debe llevar a una reforma del Ministerio de Transportes para  evitar que  estas situaciones se repitan en el futuro.