Que el descuido no se vuelva pesadilla

CLAUDIA PONCE

Dice el dicho quebequense que lo único seguro son la muerte y los impuestos. Y sabemos que el gobierno es socio principal en todas nuestras actividades económicas.

El cumplimiento de nuestras obligaciones fiscales es requisito indispensable para prosperar. Para ello, la primera condición es mantener la organización de los papeles que comprueban nuestro desarrollo económico. Llevar un registro completo y detallado de nuestra facturación o de los sencillos recibos que elaboramos para las personas a quienes prestamos servicios. Establecer qué hemos cobrado y qué no. Conservar cuidadosamente nuestros comprobantes de compras y gastos que hemos efectuado para el trabajo. Quince minutos diarios o una hora a la semana harán la diferencia.

No permitamos que nuestro descuido convierta una pesadilla el momento de reportar nuestras actividades al gobierno o que lo hagamos incompleto y con errores. Esto puede significarnos perder las prestaciones a que tenemos derecho. Como empresas, podemos perder el negocio cuando el cliente nos pide demostrar que no debemos al gobierno.

En la vida diaria, puede ocurrir cuando queremos negociar la hipoteca para comprar esa casa o ese departamento que cubre nuestras necesidades e ilusiones, y que perdemos porque no podemos demostrar que estamos al día en nuestros impuestos. Organicemos nuestros papeles y cumplamos adecuadamente y en tiempo nuestras obligaciones fiscales.