Montreal no es una “ciudad santuario”

Lavanderas en un Centro de Detención para Inmigrantes en Quebec. Foto de 1911. | FOTO: WILLIAM JAMES TOPLEY

JAVIERA ARAYA

El pasado 20 de febrero, el concejo municipal declaró la ciudad de Montreal una “ciudad santuario”. Algunos días antes, el alcalde de la ciudad, Denis Coderre, había publicado un tweet en el que interpelaba directamente a Donald Trump, diciéndole que Montreal era una ciudad santuario y que en ella los migrantes eran bienvenidos. Si Coderre sabía realmente de lo que estaba hablando, o si estaba tratando de enfatizar las diferencias entre su administración y la del presidente de Estados Unidos, no lo sabremos nunca. Pero hay una cosa que sí sabemos: Montreal no es una ciudad santuario, ni después de la demasiado publicitada declaración del concejo municipal, ni antes de ella.

El concepto de “ciudad santuario” nace en Estados Unidos en los años 80, para designar aquellas ciudades que adoptaron leyes que prohibían a quienes ofrecían servicios municipales preguntar por el estatus migratorio de las personas. Así, intentaron separar la vida local de la ciudad, en la que todos y todas debían ser tratados de manera igualitaria, de la aplicación de las leyes de migración. En una ciudad santuario, la policía no pide revisar los papeles migratorios de los pasajeros de un auto en un control de la ruta. En una ciudad santuario, una mujer maltratada por su marido puede llamar a la policía sin ser cuestionada, o detenida, debido a su estatus de inmigración, o a la falta de éste. En una ciudad santuario, una familia sin papeles que está en el hospital preocupada por la salud de uno de sus miembros, no está también con miedo de que los puedan denunciar y detener. Una ciudad santuario no es el resultado de un acto simbólico, una ciudad santuario es el resultado de medidas concretas que hacen que las personas que viven en ella puedan efectivamente hacerlo sin miedo a ser detenidas y deportadas.

Mientras la policía de la ciudad de Montreal siga cooperando con la agencia federal de servicios fronterizos, Montreal no será nunca una ciudad santuario. Por más que las intenciones del Concejo municipal sean buenas, declarar con bombos y platillos que Montreal es una ciudad santuario, cuando no lo es, es una gran irresponsabilidad. Concretamente, nada ha cambiado para esas familias que viven sin papeles actualmente en Montreal: pueden ser denunciadas, arrestadas y detenidas por la policía sólo en razón de su estatus migratorio. La declaración del concejo municipal genera confusión y puede incluso inducir al error a muchas familias que quizás van a sentirse, erradamente, protegidas. Lamentablemente, en estos casos, el error les puede costar la separación de sus familias, la detención en el Centro de Detención de Inmigrantes en Laval y la deportación. Para todas esas personas que viven en Montreal sin papeles, ese tipo de errores es mucho más grave que una publicación engañosa en twitter.