Sepa si su hijo sufre del síndrome de Ulises

FOTO: ÁNGELA RUCKER
El impacto que implica emigrar afecta a niños y adolescentes. El rol de los padres es fundamental para detectar este síndrome a tiempo y evitar un problema a largo plazo.

HAYDÉE CAMPOS

Si su hijo está todo el tiempo llorando, aislado, irritable, sin apetito, ansioso y sufriendo de insomnio. ¡Ojo! que quizás tenga el síndrome de Ulises, más conocido como el síndrome del inmigrante.

No todas las personas tienen la misma capacidad de adaptación a un nuevo idioma, cultura, clima y entorno social. Peor aún, si se está dejando atrás a la familia y amigos.

Según la Longitud Survey of Immigrants to Canada, alrededor del 29% de los inmigrantes, en Canadá, reportaron tener problemas emocionales y el 16% altos niveles de estrés en un grado 3. De esta cifra, el 20% de niños abrigan la idea del suicidio.

Es en este sentido que la edad cuenta. Mientras más joven se emigra, más fácil será el proceso de adaptación. Pero, ¿cómo detectamos si la conducta de nuestros hijos es propia al proceso de adaptación y no hay algo que deba preocuparnos? La respuesta es sencilla, el padecimiento prolongado de los síntomas. El cambio brusco de conducta de nuestros hijos, que sobre todo se produce en las escuelas, es el primer llamado de alerta. Es por eso que se debe trabajar en conjunto con los profesores para dar seguimiento y estar atentos a cada detalle del comportamiento y progreso de nuestros hijos, ya que es en las escuelas, donde pasan el mayor tiempo. El no hablar francés, frustra a los menores porque impide la comunicación, siendo muchos de ellos víctimas de intimidación. Debido a esto muchos padres en Montreal, optan por llevarlos a guarderías donde la mayoría hablan su idioma, para ayudar a su adaptación. Esto provoca que solo se agrupen entre sus mismas comunidades étnicas y no se logre una total integración con los demás.

Síntomas

La psicóloga Sarah Fraser explica que “estos tipos de comportamientos sería bastante normales en un niño que tiene que cambiar de país, idioma, entorno social, y más, por vivir reacciones emocionales adaptativos tales como la ansiedad, la tristeza, el proceso de duelo, ira, aislamiento. Pero, si un niño tiene dificultades en la creación de nuevas amistades, presenta cambios significativos en su comportamiento, no come bien, no juega, no parece interesado en las actividades que normalmente le interesa, carece de concentración en sus tareas, y esto desde hace mucho tiempo, puede ser de interés evaluar la situación para apoyar al niño”. Es en este contexto que, si los niños sufren de un estrés continuo y múltiple, el síndrome de Ulises podría manifestarse. Después con el tiempo, produce depresión, la cual podría gatillar en ideas de suicidio si no es tratada. Acudir a un especialista es crucial para que dé un seguimiento y tratamiento a los menores.

Consultar

Fraser señala que “un problema enorme es que en las escuelas y en la sociedad tendemos a colocar las etiquetas en comportamientos que pueden estigmatizar más a un niño y su familia, creando más angustia y disfunción. Lo mejor es consultar si los padres sienten que los comportamientos están causando ‘disfunción’ (dificultad para funcionar en la vida cotidiana)”.No lo piense más y acuda a un especialista para que ayude a aliviar todo el proceso de adaptación y no afecte la salud de sus hijos.