El canto y encanto de Pedro Díaz

“Tuve la oportunidad de viajar mucho en mi propio país haciendo arte y así pude conocer de cerca a la gente y los diferentes entornos sociales del Perú” - Pedro Díaz
Afable, cordial, reflexivo ante una pregunta, así es Pedro Díaz, el peruano de Lima, que desde niño asimila, en su ambiente familiar, el amor a la música tanto como el respeto por la naturaleza. Desde su llegada a Montreal en el 2009, se ha desenvuelto en diferentes facetas del arte. Entre otras, es cantante del Conjunto Color Violeta.

ANA SILVIA GARCÍA

¿Haces música criolla peruana, canto y trova latinoamericana ¿con cuál te identificas más?

Me identifico con cualquier canción que aporte un mensaje, que hable de la vida, que forme parte de la historia, de la tradición o que sea universal, culturalmente capaz de conmover, crear conciencia o dar alegría y esperanza a los demás. Así que podría decir que algunas canciones de todas esas categorías cumplen esa función y con ellas me identifico.

¿Cuándo sentiste el llamado del arte y qué o quién te influenció?

Creo que el arte existió en mí desde niño. El contacto con la naturaleza y con mis raíces creó en mí un interés mayor por querer expresar lo que vivía, lo que observaba, lo que experimentaba. El teatro de alguna manera me formó y me abrió las puertas del arte, abrió mi mente y me hizo apreciar e interesarme pasiva o activamente en otras artes como la pintura, el baile, la música y la actuación como medio de expresión y acercamiento popular. Tuve la oportunidad de viajar mucho en mi propio país haciendo arte y así pude conocer de cerca a la gente, y a los diferentes entornos sociales del Perú. Allí descubrí, que el arte es capaz de alimentar el alma de la gente y desarrollar su sensibilidad. Luego decidí darle más espacio al canto y a la interpretación y lo hice en francés en Perú. También descubrí que la emoción de un mensaje transmitido trasciende las lenguas. No importa en qué idioma cantes, lo importante es que te apropies de lo que cantes, que lo sientas al momento de hacerlo y esa interpretación cumplirá con su objetivo.

¿Cuál es tu opinión de la música comercial, frente a la música alternativa, aquella en la que el mensaje y la pasión son los principales ingredientes?

Creo que deberíamos definir lo que es música comercial. Para mí música comercial es la manipulación de una música con fines económicos. Yo no estoy en contra de la música de entretenimiento o de la música alegre, rítmica, la que nos hace bailar, sin embargo creo que uno como músico y cantante debe ser coherente y responsable con lo que interpreta y para qué lo hace. Personalmente, me gustaría que la música sea une medio artístico de expresión, de sentimientos, de ideas y de lucha y no se quede solamente en un medio de entretenimiento. Yo pongo mi pasión en el tipo de música que aporta algo bueno, el que describe, el que informa el que protesta y el que nos hace sonreir con simples cosas pero sinceras. Porque hay cosas simples y buenas pero lamentablemente también hay cosas simples y muy malas y todo depende de lo que esté detrás de nuestras intenciones.

Algunos relacionan la palabra trova, con ‘protesta’ ¿es tu caso?

Intento evitar la palabra trova puesto que ella tiene un significado propio, según las vivencias de cada país. Y cuando la menciono explico la raíz de la palabra y en qué contexto se presentó y en qué se ha convertido en nuestros días. Yo hablo más bien de la canción latinoamericana y del aporte humanista que ofrece a nuestra sociedad. La nueva trova no es en sí una protesta, desde mi punto de vista es más bien el pensamiento activo y presente de cantautores e intérpretes que utilizan la canción como medio de expresión para decir lo que piensan y lo que sienten, respecto a lo que se vive en la humanidad.

¿Cuándo te iniciaste como compositor?

A los 16 años más o menos. Antes de escribir canciones, escribía poemas, era un bohemio sano, quiero decir, alguien que buscaba estar en contacto con la naturaleza y se inspiraba de ella para crear y no necesitaba del alcohol o de las drogas para hacerlo.

Reflexionaba mucho sobre la vida y observaba mucho mi entorno intentando con detalles simples cambiar la manera de pensar y de actuar de la gente, dando el ejemplo de lo que quería proponer. Luego conocí el amor en mi adolescencia y eso me llevó de manera inconsciente a escribir canciones sobre lo que vivía, luego a componer más sobre lo que pensaba o sobre lo que quería proponerle a la sociedad.

¿Qué significa en tu carrera, la experiencia en Color Violeta?

Color Violeta para mí es el inicio de mi carrera como intérprete profesional en Canadá, es reencarnar un personaje complejo y apasionado como fue Violeta Parra, alguien que aportó mucho al folklore chileno y a la canción latinoamericana y tuvo un compromiso social con su sociedad. Poco a poco estamos intentando hacer cosas más concretas musicalmente, referente a ese compromiso social.

¿Consideras que las canciones actuales tienen menos poesía?

En las canciones actuales se trabaja mucho más la música que la letra, sin embargo hay un movimiento hispanoamericano que trabaja por darle a las letras su lugar y enriquecer la canción con poesía sin dejar de lado el trabajo musical. Lamentablemente, en un país extranjero en el que se habla otro idioma se valora mucho más la música que las letras. Hay mucho trabajo que hacer respecto a la promoción de nuestras culturas y eso pasa indiscutiblemente por el idioma. Si no traducimos lo que hacemos o explicamos al menos el contenido de lo que hacemos, vamos a terminar aislándonos como comunidad, o simplemente encasillados dentro de algunos géneros músicales, sin tener una representación clara a través de la palabra, de nuestra manera de pensar, de nuestro arte de escribir y de nuestro gran aporte a la sociedad latinoamericana y canadiense.