Una maleta de sueños y recuerdos

Muchos emigrantes deciden salir de su país de origen por razones económicas, políticas, familiares o porque decidieron reinventarse. En cualquiera de los casos, el equipaje suele estar lleno de ropa, accesorios, utensilios, pero en especial, de algo que ningún agente de seguridad puede detectar, algo que no está prohibido en ningún aeropuerto y que nada ni nadie se lo puede arrebatar: ¡sueños y recuerdos!

DANIELA EVERÓN

Cuando se decide emprender el viaje a un nuevo país son múltiples los factores a estudiar, como el clima, calidad de vida, acceso a la salud, educación, idioma, economía; sin embargo, aún cuando se esté ataviados de consejos, medicinas y hasta estampitas religiosas, siempre existen variantes al pisar otras tierras, las cuales se van descubriendo con el paso del tiempo.

Al aterrizar en el destino escogido muchos deciden “ponerle candado a la maleta”, es decir, no darle espacio a los nuevos aprendizajes, amistades o aventuras. Ese fue el caso de Amador Peña, quien con casi tres años en Montreal, no fue sino hasta hace unos meses que decidió ampliar su círculo social, ya que acostumbraba rodearse de mexicanos, aún cuando su día a día transcurría entre otras nacionalidades. Se limitaba a compartir lo estrictamente necesario, tanto así que hasta la comida siempre era la típica de su México lindo y querido.

“Un día me resbalé con la nieve. Un griego fue quien me ayudó, me llevó al hospital y se encargó de llamar a toda mi red de contactos, de hecho se quedó hasta el momento de mi diagnóstico y por varios días me estuvo llamando para saber cómo seguía. Hoy somos grandes amigos y les confieso que la comida griega ahora es una de mis favoritas”.

Adaptación

El proceso de adaptación en otros horizontes puede ser muy emotivo y doloroso, puede tardar semanas, meses o años, todo depende de la actitud con la que se decida enfrentar y el esfuerzo que se ponga en asimilar las costumbres, maneras y modos de vida del nuevo lugar.

Específicamente en Canadá se puede apreciar una gran diversidad étnica originada por sus receptivas políticas migratorias, por lo que a lo largo del territorio existen organizaciones, grupos e instituciones de diversos países que lo harán sentir en casa y, aún cuando formar parte de esas alianzas sea como estar en familia, el problema surge cuando decide encerrarse y no salir de esa zona de confort, lo que le impediría cultivar nuevas experiencias.

Amador considera que por miedo al rechazo es más sencillo aislarse y que debe suceder algo que te “sacuda” para que uno se atreva a compartir con “el mundo real”.

La vida es un eterno comenzar y, como dice el escritor mexicano Odin Dupeyron en su libro “Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado”, muchas veces lo que protege de lo desconocido, también encierra y priva de libertad.

Difícilmente logrará traer consigo todo lo necesario, o aquello que considera indispensable para sentirse como en casa. El mejor equipaje no existe, lo que existe es la valentía, el entusiasmo y la fortaleza para conquistar cada uno de los sueños que trajo en su maleta.


¿Integrarse o aislarse?

TESTIMONIOS RECOGIDOS POR DANIELA EVERÓN

“La mejor manera de integrarse es involucrarse. Hay que preguntar, informarse, no tener miedo a cometer errores. Más gente de la que se puede imaginar está dispuesta a ayudar”.

Irma Fernández, venezolana.

“Cuando llegué a Montreal inmediatamente me puse a buscar a los grupos de mi país, los automercados donde vendían productos latinos y hasta las iglesias donde daban misa en español. Al final me di cuenta que evitaba aprender alguno de los idiomas, algo que al final igual tenía que hacer”.

William Quiñones, peruano.

“No juzgo a quien decide aislarse porque todos tenemos diferentes personalidades y diferentes motivos para estar aquí, creo que las costumbres canadienses terminan por alcanzarte aunque te cueste al principio”.

Yasmín Velazco, mexicana.

“Me aislé y me arrepentí porque perdí casi 2 años de cosas fascinantes que tiene la isla de Montreal. Hay que unirse a los paisanos pero para salir a conocer, compartir y pasarla bien”.

Carol Córdob, colombiana.


Se integran bien los latinoamericanos

82% de los latinoamericanos en Canadá afirma sentir profunda pertenencia a la cultura y forma de vida canadiense, aún cuando desean preservar sus orígenes culturales.

Entre los inmigrantes procedentes de América Latina, sin contar los países del Caribe, los grupos más numerosos provienen de México, El Salvador, Colombia, Chile, Perú, Guatemala, Ecuador, Brasil, Argentina, Nicaragua y Venezuela.

 Fuente: Estadísticas Canadá