Contrarrestar el aumento de las desigualdades y la pobreza

Aunque Harper esté orgulloso de su balance económico, un estudio de Unifor muestra que su gobierno tiene el peor desempeño económico de los gobiernos canadienses desde la Segunda Guerra Mundial. | FOTO: CREATIVE COMMONS

MARCELO SOLERVICENS

¿Podrán las elecciones federales revertir el creciente aumento de las desigualdades en Canadá?

No puede esperarse nada en ese aspecto de una reelección del gobierno Harper porque ha sido quien ha profundizado esa tendencia. Tanto Thomas Mulcair del Nuevo Partido Democrático como Justin Trudeau, del Partido Liberal prometen reducir las desigualdades. Pero, pese a que el movimiento electoral anti-Harper es mayoritario, el 70% que no apoya al actual Primer Ministro, no parece decidirse en poner todas sus esperanzas tras uno de los principales partidos de oposición. Si la tendencia se mantiene, nos dirigimos a un gobierno ministerial minoritario el 19 de octubre. Los electores esperan que las propuestas de los actuales partidos de oposición se complementen.

Abandono del rol redistributivo

El gobierno Harper ha profundizado esa tendencia abandonando el tradicional rol redistributivo del Estado canadiense. Aunque Harper esté orgulloso de su balance económico, un estudio de Unifor, muestra que su gobierno tiene el peor desempeño económico de los gobiernos canadienses desde la Segunda Guerra Mundial. El Centro canadiense de políticas alternativas (CCPA), no vacila en atribuir a las políticas fiscales conservadoras el aumento exponencial del patrimonio de los sectores de mayores ingresos, aumentando su distancia con la clase media, cuyos ingresos se estancan. El 80% de los salarios de los trabajadores canadienses permanecen estables desde 2008. Otros constatan que el 1% de los más ricos captó el 37% del aumento de ingresos de todos los canadienses. Es verdad que es escandaloso que la remuneración media de los dirigentes de cien empresas canadienses sea de 6,6 millones de dólares, 155 veces más que el ingreso medio de 42 988 dólares de los trabajadores.

Harper redujo sistemáticamente los ingresos del Estado federal. Disminuyó de 22 a 15% los impuestos de las grandes empresas. El más bajo de todos los países industrializados. El Estado perdió ingresos del orden de 7,5 mil millones por cada baja de 1,5 % del impuesto. Harper buscaba que las empresas aumentaran su competitividad. Fracasó. En lugar de invertir sus economías de impuestos, las empresas prefirieron aumentar sus activos. Además, la industria manufacturera perdió 400 mil empleos. Harper fragilizó la economía canadiense al apostar exclusivamente al petróleo, cuyo valor está sometido a los vaivenes de los precios internacionales, y llevó a Canadá a la recesión.

El gobierno Harper también disminuyó los impuestos de los particulares con mayores ingresos. Por un lado, redujo los ingresos estatales en 12 mil millones de dólares de 2007 a 2011 con la reducción de la TPS en dos puntos. También aumentó el número de créditos dirigidos a clientelas específicas, como es el fraccionamiento de ingresos para las parejas con niños. Una medida que redujo los ingresos del Estado en 2,2 mil millones de dólares este año y que beneficia al 15% más rico de las familias canadienses, desincentiva el trabajo de las mujeres y no se aplica a las parejas de tercera edad, las familias monoparentales o las parejas sin hijos. También impuso el CELI (cuentas libres de impuestos) cuyo umbral aumentó este año a 10 mil dólares. Una medida que favorece a los sectores de mayores ingresos que pueden permitirse ahorrar, luego de cotizar al REER. Esa medida es una bomba de tiempo que reduce estratégicamente los ingresos del Estado federal, hasta hacerlo inviable. Por otra parte, se le baja el perfil a los paraísos fiscales. La Agence du revenu de Canadá investiga a una familia de millonarios residente en Vancouver, que con ayuda del gabinete de contadores KPMG, oculta su fortuna en el paraíso fiscal de la Isla Man. Uno solo de tantos otros escándalos.

Abolición e impacto en programas sociales

Todo ello explica que para balancear el déficit el gobierno federal haya reducido sistemáticamente los gastos en políticas públicas redistributivas. Solo pueden acceder al seguro de empleo una pequeña cantidad de trabajadores, los temporeros en las regiones desfavorecidas no tienen acceso, tampoco quienes cuentan con empleos precarios. Abolió una serie de otros programas y servicios federales como la seguridad de las personas de tercera edad. Además, la reducción de transferencias a las provincias, las lleva al déficit que afecta los servicios de salud, educación, ayuda social y habitación. Harper impuso una reducción de la tasa de crecimiento de las transferencias federales a contar de 2017. Y ello lo justifica con argumentos de austeridad.

El gobierno federal asegura solamente el 23% de los costos de salud en lugar del 50% de 1977. Además, el gobierno Harper se niega a invertir para sacar a las Primeras Naciones de la situación de pobreza extrema en que se encuentran. Una tarea de los nuevos gobiernos será la de restablecer el censo largo, anulado por razones ideológicas por los conservadores, impidiendo así una visión clara para la determinación de las políticas públicas.

Los partidos de oposición quieren terminar con las políticas Harper y reinvertir en programas que permitan reducir las desigualdades sociales. Ninguno de ellos tiene una visión de futuro que conquiste al movimiento canadiense por el cambio.

Un gobierno minoritario permitirá que sus propuestas se complementen y, de esta manera, eliminen los nueve años de gobierno y políticas conservadoras.